<p><strong>Enzo Vogrincic</strong> (Montevideo, 1993) conocido mundialmente por su papel de <strong>Numa Turcatti</strong> en <strong>La sociedad de la nieve</strong>, publica ahora <i><strong>La muerte del personaje</strong></i> (Planeta), un libro inclasificable que mezcla memorias de rodaje, apuntes íntimos y reflexiones sobre la actuación, la amistad y la extraña experiencia de la fama repentina.</p>
El protagonista de ‘La sociedad de la nieve’ se lanza ahora al mundo literario con ‘La muerte del personaje’, donde cuenta su historia personal
Enzo Vogrincic (Montevideo, 1993) conocido mundialmente por su papel de Numa Turcatti en La sociedad de la nieve, publica ahora La muerte del personaje (Planeta), un libro inclasificable que mezcla memorias de rodaje, apuntes íntimos y reflexiones sobre la actuación, la amistad y la extraña experiencia de la fama repentina.
El fenómeno de La sociedad de la nieve convirtió a Vogrincic en rostro global de la tragedia de los Andes. En paralelo, él iba tomando notas: pensamientos sueltos en aeropuertos, recuerdos de infancia, inseguridades frente a la cámara, conversaciones con amigos. «Todavía no asimilo que ahora el libro es una cosa real que cualquiera puede leer. Es raro porque esa es la parte que nunca pensé cuando estaba empezando a escribir», nos cuenta.
Antes de zarpar hacia el rodaje de la película de J. A. Bayona, se reunió con su amigo Felipe Ibar, que le sugirió que tomase notas para documentar su experiencia. A pesar de que Vogrincic no acostumbraba a esto, accedió. «Pensé: ‘algún día voy a hacer algo con estas notas’, porque era una especie de diario de rodaje, o esa era la idea inicial.
Tras tomar esas notas, que confiesa que fueron algo impulsivas por momentos, las reescribió tiempo después. «Fue difícil porque al recordar, los recuerdos se van deformando. Cualquier cosa que uno haya hecho hoy o mañana, ya al contarlo va a estar editado, mezclado. Entonces hay algo tan poco fiable del recuerdo al momento de escribir. Tienes que tomar una decisión de confiar en tu memoria».
Resultaba valioso retratar todo aquello porque era «una gran primera vez» para él: se sentía muy verde como actor, sin experiencia en el cine, en una producción de tal magnitud… Se dio cuenta, en esta reescritura, que «había algo más para contar que no tenía que ver con la actuación».
En la portada del libro, el título, tan evocador, La muerte del personaje, tiene la letra ‘M’ escrita sobre una ‘S’ tachada, jugando con la analogía suerte-muerte. Por un lado, «la suerte de que te toque un personaje como Numa, que me vuelve una mejor persona», y también la muerte de ese propio personaje, pero también la de la persona que él mismo, Enzo, era antes de la muerte también de ciertas libertades que conocía.
Tras el estreno, Vogrincic se vio envuelto en una ola de fama en el más puro estilo de la palabra, conquistando la vida real y la virtual. «Fue insoportable, mis amigos me bloqueaban en redes porque me decían: ‘No puedo seguir viendo videos tuyos. ¡Basta! ¡Deja de aparecer!», recuerda entre risas. Y es que así se lo terminó tomando, como una broma: «Dije: ‘Ya está, esto es algo que está sucediendo a pesar de mí». Al igual que aquellas nuevas amistades que se le acercaban o aquellos que le esperaban «al salir de un concierto de Drexler», como recuerda.
Y eso que pasaba y se escapaba a su control era un fenómeno que llegaba hasta edits de vídeos suyos con música en TikTok. «Mis amigos me mandaban estos vídeos, era muy gracioso pero también empezó una cosa muy delirante de ver una camiseta con mi cara, por ejemplo, y decir: ‘¿Qué es esto? ¿Y por qué no estoy cobrando por esto?’», bromea.
«Yo solo quería actuar», dice. «Con todo lo que pasó después yo dije: ‘Uy, me tienden una trampa un poco’. Pero intento no alimentar esa parte y no depender de ella, porque también pasa que esa adrenalina del principio es muy divertida, pero llega un punto donde para mí es como: ‘Bueno, ya está, por favor, me quiero quitar la careta». Se siente más cómodo, más tranquilo ahora en esta fase de menor atención hacia él: «Digo: qué bien, esto también baja, es como la espuma que sube y baja».
«El síndrome del impostor es una pesadilla. Estoy todo el tiempo pensando: ‘Se han equivocado, me van a echar, se van a dar cuenta en cualquier momento'»
Pero con todo este relato, por supuesto, en el libro ronda ese famoso término, el síndrome del impostor. «Es una pesadilla«, dice Vogrincic, «porque en teatro no lo tengo, pero en el cine y con este libro estaba todo el tiempo pensando: ‘Se han equivocado, me van a echar, se van a dar cuenta en cualquier momento’, pero mientras no se den cuenta yo sostengo esta mentira. Yo sigo actuando porque es divertido, si fuera solo sufrir no lo haría», reflexiona.
El resultado es un texto en el que no busca erigirse como un mito, sino abrir ventanas a un proceso: hablar de sí mismo es una excusa para tratar un tema más grande y profundo, y dejar que el lector reflexione y se anime a tomar riesgos para encontrar su pasión.
Por el camino: los amigos, otro eje central del libro. Lo escribió precisamente con uno, su éxito lo compartió con ellos y su película hablaba fundamentalmente de amistad. No planea volver a escribir un libro -si eso, un fotolibro-, pero tiene ideas: «Con Felipe hablo de escribir el libro del fracaso, el libro de todas las veces de todo lo que salió mal en nuestras vidas. Porque este parecería como el libro del éxito, pero del fracaso es de lo que más podemos hablar«. Si lo vuelve a hacer, será siempre escudado por una de sus amistades. «Necesito a alguien que se haga responsable conmigo», vacila.
Con La muerte del personaje, Vogrincic busca entender quién se es cuando caen el telón y la careta. Por el momento, ya con un perfil más bajo, el próximo proyecto que prepara es una serie que se rodará estos meses en Buenos Aires.
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