<p>Aunque sus óperas sean en Occidente menos conocidas que las de Chaikovski, Rimsky-Korsakof fue un extraordinario y prolífico operista cuyo Gallo de Oro ya se considera la obra maestra que sin duda es. Algo anterior, de 1900, a ella es ‘El cuento del Zar Saltán’, de la que mucha gente hasta sin saberlo conoce el fragmento ‘El vuelo del moscardón’ y que en cierto modo la anuncia pues como en aquella sabe fundir sabiamente los cuentos populares rusos con una crítica sarcástica hacia la arbitrariedad del poder autocrático. <strong>El libreto es de Vladimir Belski que se basó </strong>en un relato, también entre folklórico y político, de Pushkin.</p>
Rimsky-Korsakof fue un extraordinario y prolífico operista cuyo Gallo de Oro ya se considera la obra maestra que sin duda es
Aunque sus óperas sean en Occidente menos conocidas que las de Chaikovski, Rimsky-Korsakof fue un extraordinario y prolífico operista cuyo Gallo de Oro ya se considera la obra maestra que sin duda es. Algo anterior, de 1900, a ella es ‘El cuento del Zar Saltán’, de la que mucha gente hasta sin saberlo conoce el fragmento ‘El vuelo del moscardón’ y que en cierto modo la anuncia pues como en aquella sabe fundir sabiamente los cuentos populares rusos con una crítica sarcástica hacia la arbitrariedad del poder autocrático. El libreto es de Vladimir Belski que se basó en un relato, también entre folklórico y político, de Pushkin.
El Teatro Real ponía en escena por primera vez esta ópera en una versión del Teatro de La Monnaie de Bruselas en la que se contaba con una interesante puesta en escena que dobla la peripecia legendaria con la historia de una mujer actual abandonada con un hijo autista pero que no necesita retorcer el argumento sino echarle sensibilidad y un poco de inteligencia a la mezcla de épocas sin modificar ni el texto ni la música. Dmitri Tcherniakov firma la dirección escénica y la escenografía y da una lección de autenticidad, fantasía y ningún conservadurismo con sugerente vestuario de Elena Zaytseva y luces y video de Gleb Filshtinsky que apoyan muy bien el espectáculo. Apuesta por una utilización global del teatro saliéndose a veces el escenario, del que solo se usa el proscenio, para estructuras laterales rodeando el patio de butacas en un espectáculo envolvente que sienta las bases escénicas sobre las que la música es capaz de realzar su valor. Valor grande pues Rimsky era un gran melodista y un orquestador apabullante.
Muy buen reparto vocal en el que sobresale la Zarina, que está entroncada lejanamente con el personaje de Cenicienta, cantada por Svetlana Aksenova mientras el Zarevitch es encarnado por Bogdan Volkov. Destaquemos también a Ante Jekunica (Zar) y Nina Minasyan (Princesa Cisne) pero todo el reparto merece el aplauso que el público no le negó.
Excelente la labor del coro titular que prepara José Luis Basso y la de la Orquesta Sinfónica de Madrid que sabe desempeñar muy bien su labor en esta música compleja pero cálida y luminosa. Como director musical actuaba finalmente Ouri Bronchti , un director francés vinculado precisamente a La Monnaie que demostró conocer la obra a fondo y la llevó con rigor y elegancia poética.
Nos encontramos ante una ópera que usa las leyendas y tradiciones populares que, aunque sean rusas, tienen una irradiación desde y hacia otros folklores europeos. Y tanto Puschkin, a quien el Real dedicaba la ópera en el 225 aniversario de su
nacimiento, como Rimsky-Korsakof sabían que en estos trasuntos populares se esconde una crítica social que ellos saben subrayar. Porque en el cuento hay fantasía, pero también maldad, engaño, traición y arbitrariedad y ello es encarnado por las clases elevadas en una inequívoca alusión a la sociedad que Rusia vivía bajo la autocracia zarista que poco después echaría a Rimsky del Conservatorio y prohibiría su última ópera, la estupenda El gallo de oro.
Buenos son los medios técnicos que se ha empleado en la música y en la puesta en escena de este título y por eso llegan al público que lo agradece con su éxito. Seguramente es una de las ofertas más logradas de la presente temporada del Real que quien esté interesado en el género no debería perderse. Y una manera de combinar la actualidad con la leyenda sin necesidad de enturbiarlo todo cuando no fastidiarlo como suele ser frecuente.
FICHA
El cuento del Zar Saltán. Libreto de Vladimir Belski, música de Nikolai Rimsky-Korsakof. Solistas, Coro Titular del Teatro Real, Orquesta Sinfónica de Madrid. Director escénico: Dimitri Tcherniakov. Director musical: Ouri Bronchti.
Calificación: ****
Cultura