<p>Menos de cinco años después del huracán Katrina, <strong>HBO </strong>estrenaba <i><strong>Treme</strong></i>, una serie que exploraba las consecuencias humanas de la <strong>catástrofe de Nueva Orleáns</strong>. <strong>Katrina </strong>arrasó la ciudad en agosto de 2005 y en abril de 2010 David Simon ya tenía en antena una serie sobre su triste legado. <i>Treme </i>no era una ficción sobre la muerte y la destrucción, sino sobre la vida y la reconstrucción. A Simon le interesan el pasado y los muertos y, como siempre, no se resigna a no tener culpables, pero sobre todo quiere contar lo que viene después, lo que hay cuando toca volver. Si vuelves, claro. La suya no fue la única serie sobre el post-Katrina, pero sí la más importante. Ahora, 20 años después de la catástrofe de Nueva Orleáns, otra serie, esta vez de no ficción, nos recuerda aquel terrible episodio de la historia reciente de Estados Unidos.</p>
La serie, recién llegada a Disney+, nos recuerda aquel terrible episodio de la historia reciente de Estados Unidos combinando testimonios descriptivos con denuncias muy claras de la desinformación y el caos
Menos de cinco años después del huracán Katrina, HBO estrenaba Treme, una serie que exploraba las consecuencias humanas de la catástrofe de Nueva Orleáns. Katrina arrasó la ciudad en agosto de 2005 y en abril de 2010 David Simon ya tenía en antena una serie sobre su triste legado. Treme no era una ficción sobre la muerte y la destrucción, sino sobre la vida y la reconstrucción. A Simon le interesan el pasado y los muertos y, como siempre, no se resigna a no tener culpables, pero sobre todo quiere contar lo que viene después, lo que hay cuando toca volver. Si vuelves, claro. La suya no fue la única serie sobre el post-Katrina, pero sí la más importante. Ahora, 20 años después de la catástrofe de Nueva Orleáns, otra serie, esta vez de no ficción, nos recuerda aquel terrible episodio de la historia reciente de Estados Unidos.
Huracán Katrina: la carrera contra el tiempo, recién llegada a Disney+, comienza con una lluvia leve. El resto ya lo sabemos. O no. Eso tan manido de la calma previa a la tempestad deja de ser manido cuando alguien que vivió el Katrina te relata la sensación de quietud total inmediatamente anterior a que el mundo amenace con terminarse. Huracán Katrina: la carrera contra el tiempo combina testimonios descriptivos hasta casi la disociación (cómo no disociarse en esas circunstancias) con denuncias muy claras de la desinformación y el caos. Las de entonces y las que hoy todavía colean. Desde la utilización mezquina de las imágenes de los saqueos (algunos eran eso, pero en muchos casos se trataba de desesperados intentos de conseguir cualquier tipo de comida) hasta las apocalípticas narrativas del desastre que, lejos de despertar la conciencia social, se convirtieron en mero entretenimiento morboso para millones de norteamericanos que permanecían secos y calentitos en sus casas.
Los cinco episodios de la serie bordean lo tragicómico cuando rememoran los disparos a los helicópteros gubernamentales (algunos creyeron que así podrían llamar la atención de los equipos de rescate) descritos en algunos informativos como «francotiradores». Otras cosas son solo espantosas. Una trabajadora de emergencias reconoce que no estaban preparados para el tipo de misiones a las que les obligaría el Katrina. Tuvieron que hacer cosas impensables, arriesgadas, indecibles. Medio Nueva Orleáns estaba bajo las aguas tras el fallo de sus barreras de contención del agua. Las naturales, fundamentalmente los famosos pantanos de cipreses de la ciudad, apenas existían ya; las artificiales colapsaron porque, con las barreras naturales inutilizadas, su resistencia era poca. Dado que una enorme parte de la ciudad estaba situada bajo el nivel del mar, barrios enteros cayeron.
Las decenas de miles de personas que no pudieron ser evacuadas de Nueva Orleáns y las zonas aledañas se llevaron la peor parte del impacto del Katrina. Pero del millón y medio de personas que sí pudieron huir y ponerse a salvo, un 40% no volvió a sus casas. La gran mayoría eran personas afroamericanas. Entre los refugiados en el Superdome, el pabellón deportivo que se convertiría en el centro de la leyenda negra del Katrina, los blancos destacaban precisamente por ser poquísimos. Eso ya se veía en Treme, pero en el documental es más sangrante. Nueva Orleáns, como ciudad norteamericana que es, se recuperó pronto. Y a la vez no se recuperará jamás. Huracán Katrina: la carrera contra el tiempo es un grito, una pesadilla y un testamento. A veces hay que decir: eso ocurrió.
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