Javier Gutiérrez: «No voy a hacer pornografía con la discapacidad cerebral de mi hijo, pero daré toda la visibilidad que pueda a ese mundo»

<p>»Es increíble que no paren de darme papeles de policía teniendo en cuenta mi estatura», se parte de risa <strong>Javier Gutiérrez</strong> (Luanco, 1971). E insiste: «Es que ahora ha cambiado la norma y si superas el 1,60 ya te permiten entrar en el cuerpo, pero durante años ha sido inconcebible que un tipo de mi tamaño fuera policía. De hecho, ha habido bastante mofa a mi costa por interpretar tantos». La autoparodia define a un actor incontestable, dos <strong>Goya </strong>guardados en casa y un prestigio tallado en mármol, pero sin un ápice de impostura o vanidad en el trato. Hablamos con la excusa de<strong> ‘Estación Rocafort’ </strong>(ya en cines), el thriller de terror por los túneles de Metro de Barcelona que protagoniza y en el que, en efecto, interpreta a un (ex)policía.</p>

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 Es uno de los actores más reservados (y mejores) de España, pero se abre al hablar de Mateo: «Está bien que la sociedad perciba nuestras miserias».  

«Es increíble que no paren de darme papeles de policía teniendo en cuenta mi estatura», se parte de risa Javier Gutiérrez (Luanco, 1971). E insiste: «Es que ahora ha cambiado la norma y si superas el 1,60 ya te permiten entrar en el cuerpo, pero durante años ha sido inconcebible que un tipo de mi tamaño fuera policía. De hecho, ha habido bastante mofa a mi costa por interpretar tantos». La autoparodia define a un actor incontestable, dos Goya guardados en casa y un prestigio tallado en mármol, pero sin un ápice de impostura o vanidad en el trato. Hablamos con la excusa de ‘Estación Rocafort’ (ya en cines), el thriller de terror por los túneles de Metro de Barcelona que protagoniza y en el que, en efecto, interpreta a un (ex)policía.

«Me hace gracia porque soy un amante de la novela negra, sobre todo del Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, y de pequeño soñaba con ser detective privado, así que me emociona cada vez que me ofrecen un detective o un policía y puedo hacer un thriller. Es el género que más disfruto junto con la comedia. En realidad, lo disfruto todo en este oficio. Estoy ahora rodando en un pueblo de Galicia y el otro día salí a faenar en un pesquero. Eso es algo inconcebible si no te dedicas a esto. Vivir en primera persona cómo es la vida de los otros, ese enriquecimiento personal y profesional, es un enorme privilegio. Es algo impagable», reflexiona.

¿Puedes coger el Metro tranquilo tras esta película?Por fortuna, no soy de cogerlo mucho en Madrid porque suelo moverme caminando, pero una vez vista la peli me planteo seriamente volver a bajar al Metro a determinadas horas. Soy bastante miedoso y, aunque hacer películas de género me divierte, verlas me sobrecoge, me puede. No soy un buen espectador de cine de terror. Y haciéndolas hay ratos que… Cuando ruedas por la noche y te quedas solo a las tres de la mañana en medio de un túnel, acojona, eh. Acojona mucho.Lo de ir andando a los sitios y evitar aglomeraciones, ¿es una manera de esconderte?Puede influir, pero en realidad me encanta andar. Me pasa una cosa. Cuando llegué a Madrid, estudié con Ángel Gutiérrez, que era un niño de la guerra y fue discípulo directo de Stanislavski, el padre de la interpretación moderna. Nos decía que dos de las grandes herramientas de los actores eran la observación y la imaginación y para eso nos hacía recorrer entera la línea 1, con lo larga que es, observando a los viajeros e imaginando sus vidas. Evidentemente, esto ya no se puede hacer cuando uno es popular, así que la imaginación se tiene que disparar por otros caminos, pero la observación sigue siendo la misma y soy un tipo que, aunque no coja mucho el Metro, me empapo observando a los demás. Lo que pasa es que con la fama uno pasa de observar a ser observado. Es más llevadero en las grandes ciudades tipo Madrid, donde yo vivo en un barrio céntrico y formo parte del paisaje, pero cuando llegas a una ciudad pequeña, al menos al principio, eres la atracción.¿Te incomoda?¿Sabes qué pasa? Que los móviles son un arma de destrucción masiva y uno se ve mucho más invadido. El hecho de que te hagan fotos sin consultarte o que te hagan un vídeo cuando estás comiendo en una terraza tranquilamente con tu familia… puff. Eso no es fácil, no es agradable. Aunque eso pasa sólo a veces, uno tiende a cruzarse con gente cariñosa, que alaba tu trabajo y no te invade.Las profesiones que más he entrevistado son futbolistas y actores y es curioso de qué forma tan diferente soléis afrontar la fama. Ellos generalmente la abrazan y la buscan, a vosotros os violenta.No pierdas de vista que en nuestra profesión trabajamos muy pocos. Yo formo parte de ese saco de privilegiados y privilegiadas que supone un 8% del total y puede vivir bien de esta profesión. La mayoría de actrices y actores viven este oficio trágicamente, no pueden pagarse una vida digna ni, en muchos casos, llegar a fin de mes. Los futbolistas son auténticos ídolos de masas que viven en una burbuja y su fama conlleva un estatus absolutamente disparatado. En mi caso, la fama sirve para que te reserven alguna mesa en un restaurante que está lleno y poco más. Lo demás son inconvenientes.Tú te prodigas lo justo y necesario.Soy un actor de perfil muy bajo en ese sentido por decisión propia. No asisto a estrenos ni a eventos a no ser que tengan que ver con la promoción de un trabajo. Esto al principio no lo entendía y me costaba mucho hacer entrevistas, porque creía que mi tarea ya estaba terminada una vez la claqueta marcaba el fin del rodaje, pero luego te vas dando cuenta de que tenemos que aprender mucho de gente como Santiago Segura, que tiene una mentalidad muy yanki en ese sentido. Cuando acaba el rodaje, comienza otro trabajo que es vender y dar visibilidad a la película y es tan importante como hacerla.¿Cómo se controla el ego con dos Goya y el reconocimiento unánime?En mi caso, mirando hacia delante y planteándome muy a menudo si va a seguir sonando el teléfono con ofertas de trabajo. Tengo los pies en la tierra.¿De verdad aún piensas que puedes dejar de tener trabajo?Sí, claro. Esa espada de Damocles siempre está presente. Antes hacías del novio de la chica, ahora empiezas a hacer del padre de la chica y en breve haré del abuelo de la chica, con lo cual los papeles se van reduciendo. Somos muchos y hay cientos de compañeros y compañeras con talento por arrobas que están esperando su oportunidad. ¿Por qué no van a ser mejores que yo o a llevarse los papeles? Quien crea que esto es ya terreno abonado y que lo tiene todo hecho, se equivoca por mucha carrera que lleve. Eso nos salva de alguna forma o, por lo menos, a mí me ayuda a comenzar cada nuevo proyecto sabiendo que tengo que demostrar día a día, jornada a jornada, por qué se me ha contratado.

El actor, en La Guardia, donde se encuentra rodando.ROSA GONZÁLEZEres muy reservado con tu vida personal, pero hace poco hablaste abiertamente de la discapacidad cerebral de tu hijo Mateo y se viralizó. ¿Te sorprendió o era la idea?Hice ‘Campeones’, que siempre será la película de mi vida, porque tengo la necesidad de dar visibilidad a un problema que me atañe en primerísima persona como es la discapacidad de mi hijo mayor. Yo no voy a ser quien saque el tema a relucir, pero si sale, como en el caso de esta entrevista en TVE que se hizo viral, voy a utilizar mi altavoz para hablar de algo que es importante para mí. Muchas veces parece que las personas conocidas vivimos ajenas al mundo real y no es así. Tenemos nuestras miserias y creo que está bien que la sociedad lo perciba y empuje a reflexionar acerca de la vida que llevamos los artistas, los deportistas o los políticos. Tenemos nuestro drama personal y hay que lidiar con ello en el día a día. En mi caso, no voy a hacer pornografía con la discapacidad de Mateo, pero, si me preguntan, daré toda la visibilidad posible al mundo de la discapacidad.En ese sentido, ‘Campeones’ cambió la mirada de muchísima gente.’Campeones’ fue la punta del iceberg de una labor enorme, porque hay mucha gente trabajando desde hace muchísimo tiempo en la inclusión, en dar visibilidad a las personas con discapacidad y poco a poco se va logrando. El granito de arena que supuso la película, que se convirtió en un fenómeno social, es muy importante porque el cine, además de entretener y divertir, tiene que concienciar. En Francia es de visionado obligatorio en los colegios y en los institutos y creo que en España también debería serlo, porque es ahí donde tenemos que poner el acento. Es un problema educacional. Hay generaciones, como la de mis padres o abuelos, que no saben lidiar con la discapacidad y ya no van a aprender, pero sí está en nuestra mano educar a los jóvenes para sí sepan, para que se enfrenten a ello con normalidad, que vean una persona con discapacidad y se acerquen a ella sin miedo y ningún tipo de prejuicio. Es fundamental y estoy muy orgulloso de haber formado parte de esa película tan importante para el cine y para nuestra sociedad.¿Hasta qué punto habéis sufrido esos prejuicios?Hay un problema de educación y mucha gente prefiere no mirar, fingir que las personas como mi hijo no existen. Hasta hace no mucho las familias encerraban a las personas con discapacidad, en el medio rural eran tratadas casi como bestias, se las arrinconaba y cuanto menos se las viese, mucho mejor. Yo con mi hijo voy al cine, al teatro, a restaurantes, a terrazas… Cuanto más se vea a mi hijo, más disfrute de la vida diaria y más se le incluya en el día a día de nuestras vidas, mejor. Pero eso requiere que la gente también le acepte. Cuando nació Mateo, hace 15 años, me enfadé con el mundo porque algo así no es una bendición, es una auténtica putada, es un torpedo a la línea de flotación de tu vida y hay que hacerse poco a poco con ello, pero ahora mismo sería impensable mi vida sin él. Durante los primeros años veía una mirada completamente agresiva hacia él, mucha compasión que me agredía aunque no fuese la intención. Esa mirada me hacía daño, pero poco a poco la sociedad ha ido cambiando y también ha mejorado cómo me tomo yo la manera en que miran a mi hijo y a las personas con discapacidad. Poco a poco, aunque cuesta y llevará su tiempo, hay que ir logrando que la discapacidad forme parte del paisaje de una forma natural.Me cuesta medir cómo preguntarte por este tema sin resultar invasivo.No, pregunta sin miedo, yo encantado. Lo que no quiero que parezca es que se convierte en algo recurrente cuando hablo: «Ya está este tío dando otra vez la murga con esto». Porque, claro, uno no es dueño de lo que luego se convierte en viral y, de repente, el otro día me encontré con el director de un periódico en el aeropuerto y me dijo: «¿Sabes que la noticia que hicimos sobre tu entrevista ha sido la más vista en nuestro periódico en todo el año?». Entonces te quedas sobrecogido y dices: «Joder, no era mi intención». Aunque por otro lado piensas: «Bienvenido sea, estamos dando visibilidad y voz a muchas familias que seguramente piensan lo mismo y no pueden expresarlo».Cuando estrenasteis juntos ‘Pájaros’, Luis Zahera me dijo que necesitaba frenar, que se le estaba yendo la pinza con el trabajo. Tú paras aún menos. ¿No te lo planteas?Somos yonkis del trabajo. No es que no frenemos, es que vamos pasados de frenada. El trabajo retroalimenta al trabajo y si vives esto con pasión… En algún momento he decidido parar, pero cuando llegan proyectos que te ilusionan y que te enriquecen es muy difícil decir que no. Y también tengo esa espada de Damocles que te comentaba antes, lo de pensar que esto en algún momento va a parar y el volumen de trabajo va a disminuir. Siempre me he preguntado por qué suena mi teléfono y no el de otros y, antes o después, me preguntaré por qué deja de sonar. Habiendo tal cantidad de compañeros que pueden acceder al mismo personaje, es un milagro ser el elegido y hay que aprovechar antes de que eso se acabe, que esperemos que no se acabe o que sea mucho más tarde…Vamos, que no dejas pasar un curro por lo que pueda suceder mañana.Admiro mucho a Pepe Sacristán, a Lola Herrera, a estos grandes actores y actrices que a pesar de la edad siguen deleitándonos con sus trabajos. La interpretación es una forma de vida y estoy seguro de que si frenasen, algo no funcionaría igual de bien en ellos. Salir a escena, memorizar un texto, hacer viajes en una gira, conocer a nuevos compañeros… Todo eso te va alimentando con el paso de los años y te mantiene lúcido. Si llego a esa edad en esas condiciones, nunca querré jubilarme. Si mi cuerpo y mi mente me lo permiten, moriré con las botas puestas. Cultura

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