La cicatriz de Cromañón, la gran tragedia del rock que mató a 200 personas y destapó la corrupción de un país: «Fue una masacre»

<p>El rock y la ciudad de Buenos Aires siguen de luto 20 años después de la mayor tragedia en la historia acaecida en la República Cromañón, templo de la música argentina de finales del siglo XX. Allí, la noche del 30 de diciembre de 2004 se presentaba el grupo Callejeros para tocar el último de sus tres conciertos programados. Cuando sonaban los acordes de su primera canción, <i>Distinto</i>, una bengala del espectáculo impactó en una lona ubicada en el techo. Todo comenzó a arder. El reloj marcaba las once menos diez de la noche.</p>

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 Hoy se cumplen 20 años del incendio de la mítica sala de conciertos de Buenos Aires, que se saldó con 194 muertos y más de 1.400 heridos, además de provocar un terremoto social y político  

El rock y la ciudad de Buenos Aires siguen de luto 20 años después de la mayor tragedia en la historia acaecida en la República Cromañón, templo de la música argentina de finales del siglo XX. Allí, la noche del 30 de diciembre de 2004 se presentaba el grupo Callejeros para tocar el último de sus tres conciertos programados. Cuando sonaban los acordes de su primera canción, Distinto, una bengala del espectáculo impactó en una lona ubicada en el techo. Todo comenzó a arder. El reloj marcaba las once menos diez de la noche.

Un corte de luz y la acumulación de gente hizo que la evacuación fuera un desastre. La salida de emergencia estaba cerrada por fuera con un candado. Cromañón se convirtió en una ratonera de monóxido de carbono y ácido cianhídrico. Caos y más caos.

Se tardaron un par de días en hacer el recuento oficial de víctimas: 194 fallecidos y 1.432 heridos.

«Perdimos amigos y amigas que habían ido especialmente a ver a Ojos Locos, y entre los familiares estaba el padre del Pájaro, el guitarrista», relata Martín Martines, cantante del grupo que hacía de telonero de Callejeros aquella fatídica noche, en una entrevista en el diario argentino La Nación. «No me acuerdo quién me sacó del lugar. A mí me encuentra el papá del guitarrista, que es médico, y una amiga mía, también médica, que había sido mi novia. Estaban todos y faltaba yo, salieron a buscarme. Los hospitales eran Irak, parecía que había habido un bombardeo».

Aquellas horas fueron tan angustiosas que muchos de los supervivientes necesitaron de tratamiento psiquiátrico y de antidepresivos durante años. Un estudio presentado en el IV Congreso Mundial de estrés postraumático desveló que la mayoría de ellos presentaron graves síntomas de este tipo de trauma. Desde taquicardias y vómitos hasta trastornos del sueño. La angustia no les abandonó.

Entre 2005 y 2007 tres jóvenes que se salvaron se suicidaron antes de cumplir los 24 años.

«Los hospitales eran Irak, parecía que había habido un bombardeo»

El suceso quedó marcado en la memoria sentimental argentina no sólo por el número de víctimas sino también por la irresponsabilidad y la corrupción mostradas que fueron aflorando con cuentagotas durante la investigación y los procesos judiciales.

Se supo que para el concierto se habían vendido 3.500 entradas y que un millar de personas se habían colado, cuando la capacidad oficial del recinto era de poco más de mil espectadores. Es decir, el aforo real multiplicaba por cuatro el oficial.

Gonzalo Zamudio, superviviente que aquella noche tenía 14 años, se niega a usar el calificativo de tragedia. «Se presupone que una tragedia es algo que no se puede evitar y Cromañón se pudo evitar», explica a Efe. «Estaba mal habilitado, los planos eran irregulares, la habilitación estaba vencida, habían pagado coimas (sobornos). Me parece que hay una serie de irregularidades muy grandes para decir tragedia, fue una masacre».

Casi una veintena de personas acabaron en la cárcel tras una larga odisea judicial. Entre los condenados estaban el gerente de la discoteca, Omar Chabán; el dueño del local, Rafael Levy; policías, personal de la Superintendencia de Bomberos y funcionarios del gobierno municipal. Así como también los miembros y el representante de Callejeros.

Los políticos salieron muy mal parados, hubo ceses y dimisiones, y lo sucedido obligó a reformar la legislación en materia de seguridad en discotecas y salas de conciertos. Se descubrió una trama ilegal de permisos en la que algunos bomberos y funcionarios fueron acusados de cohecho. Fue la tumba política del alcalde de la ciudad, al que muchos familiares de las víctimas consideraron responsable.

El clamor popular llegó incluso a la Casa Rosada, ya que el por entonces presidente de Argentina, Néstor Kirchner, y su esposa Cristina Fernández, se negaron incluso a hacer acto de presencia en el lugar para consolar a los familiares, actitud que fue muy criticada.

Hoy la República Cromañón todavía supura dolor en el pueblo argentino.

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