<h2 class=»ue-c-article__subheadline»><a href=»https://www.elmundo.es/cultura/musica/2024/10/21/6712750dfdddff53ab8b457c.html»>1. Carolina Durante: <i>Elige tu propia aventura</i></a></h2>
La consagración de Carolina Durante y los álbumes de debut de Judeline y Alcalá Norte encabezan nuestra lista de los mejores discos del año en España
El mejor disco del año trata sobre sentirse un perdedor abandonado sin rumbo en la vida, sin objetivos ni respuestas, ¿no es irónico? Diego Ibáñez podría escribir una canción sobre ello, y sería formidable. En cada una de estas canciones hay por lo menos una frase y una melodía memorables. El cantante madrileño es sin duda el músico del año y del momento, un chico con un enorme talento distintivo en un grupo en el que nadie más destaca individualmente. Otra ironía: cuando el rock de guitarras menos podía interesarle a nadie, Carolina Durante han hecho no solo el gran disco del año, sino también algunas de las canciones más poderosas.
Supernova de Ralphie Choo, tan fresco, tan renovador, tan astuto, fue uno de los grandes discos de 2023. La carrera modélica de Dellafuente, un artista urbano comprometido con la creación artística, ha sido un manantial constantemente inspirador. Y de esas fuentes ha brotado el caudal de la cantante y productora gaditana, media hora de música mercurial coproducida por el prodigio madrileño e inspirada por el granadino. El misterio y la ambigüedad envuelven las 12 canciones de Bodhiria, un fantástico álbum de debut en el que el pop modernazo sumerge melismas andaluces en una electrónica onírica de forma brumosa.
Los argumentos que se utilizan para ensalzar los nuevos discos de rock, como la originalidad o la potencia, no valen para explicar la grandeza de este disco inesperado e inexplicable. Todo lo que se dice hoy bueno de un disco, éste no lo tiene. Todo lo que es tendencia de masas, aquí no está. ¿Entonces, qué estamos haciendo aquí? Pues aquí estamos hablando de la importancia de la letra, de la melodía vocal, de la urgencia zumbante en las interpretaciones, tan del post-punk (¡40 años!), de crear himnos (La vida cañón), de la actitud, y, en general, de capturar el espíritu de su tiempo.
El rock con ambiciones gusta en España y tiene una larga tradición. Ese rock que no se conforma, que quiere ser algo más. Por eso escuchabais a Vetusta Morla y por eso escucháis a Arde Bogotá. Y por eso, diablos, tenéis que escuchar más a Viva Belgrado, que han hecho un disco enorme, estimulante, diferente, desbordante de verdad, y que está grabado con una ferocidad que electrocuta. Vale, son el rock y el punk, ya está todo inventado, pero con una identidad tan poderosa e íntima.
La música urbana es la banda sonora hegemónica de las dos últimas generaciones, y el éxito y los billetes, citados de manera efusiva en las letras de las canciones, han conducido a muchos cantantes este año a las fórmulas populacheras y a las decisiones complacientes con las discotecas y playlists juveniles. Es cierto que Bad Gyal no ha arriesgado mucho este año, pues está en una fase clave de expansión internacional, y su divisa para ello fue un disco en el que se condensa todo lo bueno que la catalana le puede ofrecer al mundo: canciones más calientes que el palo de un churrero para bailar hasta las tantas. Vale, muchos otros están en esa pelea, pero muy pocos lo hacen tan bien y con tanta personalidad.
Llegó el trap y pareció que se comería al rap, y de hecho se lo comió, pero la ola se pasó y regresó a su reducto underground. Llegó el drill y pareció que se comería al rap, y de hecho se lo comió, pero… Y así estamos en 2024, escuchando de nuevo rap en el año del 50 aniversario de su origen en el Bronx de Nueva York. Rap superlativo como el que graba el prodigio valenciano, autor de líricas deslumbrantes que encaja con gran naturalidad y que lanza con ese estilo suave y quebradizo tan personal que emociona renunciando al comodín de la intensidad. El mejor disco de rap del año.
Escuchar cualquier cosa que haga la cantautora más libre de España estará bien y valdrá la pena: será un tiempo bien aprovechado. Arnal es tan brillante, tan inquieta, tan sorprendente en cada uno de sus proyectos, y tan atrevida en sus planteamientos. Destacar una banda sonora entre los mejores discos hechos en España este año puede parecer un triple desde la grada, pero son precisamente las limitaciones que impone crear unas canciones que deben supeditarse a una narrativa y a una imagen las que dan medida de la grandeza de la artista barcelonesa, artista con mayúsculas. Un trabajo exuberante y la promesa de un futuro del que lo esperamos todo.
No solo es un disco relevante, sino bueno. Es necesario recordarlo porque a menudo la mejor investigación se traduce en un objeto cultural aburrido o torpe. Estas canciones se disfrutan por sí mismas, sorprenden en la primera escucha y se interiorizan en la segunda, la cuarta, la novena escuchas. El concepto de base fue adaptar el folclore de la huerta murciana y trasladarlo al formato del pop moderno (el contexto no puede ser más propicio, ahora que numerosos músicos están revisando la música tradicional popular); el resultado es un disco muy vivo, original con naturalidad, y repleto de hallazgos sonoros gracias a la producción y los arreglos del cada día más grande Raül Refree.
Es el tercer disco de un grupo madrileño de guitarras en esta lista de 10. ¡Centralismo! ¡Rockismo! Bueno, agradezco vuestra opinión (de mierda), pero resulta que el disco es fantástico, como lo son los de Carolina Durante y Alcalá Norte. Los Punsetes es uno de los mejores grupos de guitarras que ha habido en España en los últimos 20 años, creadores de canciones monstruosamente buenas, y su idea de celebrar este aniversario y, sobre todo, de celebrar sus canciones, invitando a 21 bandas y artistas a adaptar lo mejor de su repertorio, se resuelve de manera brillante con una colección de postales que engrandecen el legado del muy madrileño grupo.
No son su mejor disco ni sus mejores canciones, pero contiene muchas de las virtudes que han convertido al granadino en un icono generacional y en uno de los artistas más relevantes de la última década en España. De tono reflexivo, autobiográfico y confesional, Torii Yama ofrece su característico sonido híbrido entre el rap, el trap y la electrónica, su sensibilidad por el folk andaluz y un fino trabajo lírico. Dellafuente sigue elevando las posibilidades artísticas de la música urbana.
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