Lucía Solla Sobral, la inesperada revelación de las letras españolas: «No existen la víctima ni el maltratador perfectos»

<p>»Comencé a escribir una novela puramente por lo literario, sin ninguna pretensión de nada, más allá de disfrutar y entretener. <strong>Ni de broma esperaba todo lo que ha ido llegando</strong>». Quien habla es la escritora gallega<strong> Lucía Solla Sobral </strong>(Marín, 1989), cuya ópera prima, <a href=»https://www.elmundo.es/la-lectura/2025/09/18/68c2b6b6e4d4d83c258b45c0.html» target=»_blank»><i>Comerás flores</i></a> (Libros del Asteroide) se ha convertido en el inesperado éxito editorial de este otoño <strong>acumulando desde septiembre seis ediciones y más de 15.000 ejemplares vendidos</strong>, números de escándalo para un autor español, y además debutante. </p>

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 La escritora gallega ha logrado que su ópera prima, ‘Comerás flores’, sea con 15.000 ejemplares uno de los libros más vendidos del otoño. «Tenía miedo de que nadie entendiera a mi personaje»  

«Comencé a escribir una novela puramente por lo literario, sin ninguna pretensión de nada, más allá de disfrutar y entretener. Ni de broma esperaba todo lo que ha ido llegando«. Quien habla es la escritora gallega Lucía Solla Sobral (Marín, 1989), cuya ópera prima, Comerás flores (Libros del Asteroide) se ha convertido en el inesperado éxito editorial de este otoño acumulando desde septiembre seis ediciones y más de 15.000 ejemplares vendidos, números de escándalo para un autor español, y además debutante.

«Todavía sigo sin creérmelo del todo. Mi vida sigue igual, claro, pero de repente me escribe un montón de gente de todas partes y cuando voy por las ciudades a presentar el libro los actos están a rebosar», explica con cierta cara de incredulidad a su paso por Madrid, donde estos días ha hecho su segunda presentación.

Mucha de la gente que le escribe son mujeres, de todas las edades, que se identifican con su protagonista. Y es que Comerás flores narra la historia de Marina, una joven de veintipocos años que acaba de perder a su padre y no tiene muy claro cómo enfocar su vida cuando, de pronto, conoce a Jaime, un exitoso cuarentón que irrumpe en su vida colmándola de atenciones, planes y una arrolladora seguridad. Todo muy idílico, ¿verdad? Sin embargo, conforme avanza la relación va quedando claro que hay gato encerrado.

«Empecé a pensar en diferentes maltratos y en que el psicológico apenas se habla, ni en la prensa, donde se destaca siempre la violencia física o, por desgracia, los asesinatos, ni muchas veces entre nosotras. Por eso esta historia nace de la necesidad de hablar del maltrato psicológico con honestidad, sin idealizar a la víctima ni caricaturizar al maltratador«, explica Solla Sobral que realmente logra en el libro que todo lo narrado suene honesto y no cae en juegos fáciles de blanco y negro, de malo y buena.

«Cuando hablé con mis amigas de nuestras propias experiencias, todas sentíamos esa culpa y esa vergüenza»

«Tenía claro el final del libro, cómo se resuelva la historia, pero me costó llegar al momento en el que ella se enamora de él. Porque es cierto que él no es un indeseable cualquiera, que es como siempre nos venden a los maltratadores, sino un tipo con muchas virtudes y cosas positivas. Y me costó, sabiendo lo que hace, reflejar eso», explica la escritora, quien confiesa que incluso contrató a un psicólogo para Marina, un profesional que según el perfil del personaje construido por Solla Sobral le fue explicando cómo y por qué una persona como ella, con una familia estructurada, formación universitaria y bastante conciencia política y social podría reaccionar como lo hace el personaje del libro.

«Mi principal temor era que la gente no entendiera al personaje, que pensara que era idiota o una niñata. Pero creo que lo que refleja es que cualquiera podemos ser ella, que en determinado momento, por las circunstancias más dispares, cualquiera puede enamorarse de quien no le conviene y estar ciego ante lo que para todos los demás es algo muy evidente«, remacha la escritora, quien asegura que intentó hacer lo mismo con él.

«Muchas veces las feministas hablamos de monstruos’, pero eso es despersonalizarlos. Son hombres normales y eso es lo grave»

«Creemos que es un tipo muy concreto, y no. Muchas veces las feministas hablamos de monstruos o ahora está de moda decir ‘cucarachos’, pero al final estás despersonalizando… O sea, es un hombre normal y eso es lo grave, que puede ser cualquiera. En un momento Marina lo dice: ‘yo sabía que había hombres malos pero no sabía que me podía enamorar de ellos’. No existen la víctima ni el maltratador perfectos o esterotípicos, la gente es mucho más compleja que un perfil psicológico, socioeconómico o político».

Mientras rumiaba la idea, cuenta, quedó con varias de sus amigas y empezó a notar un cierto patrón. «Montamos como un espacio seguro para hablar sin tapujos ni juicios, y al analizar los comportamientos de todos nuestros ex, casi no se salvó nadie. Lo curioso es que lo más común a todas fueron los sentimientos de culpa y vergüenza, que junto al silencio son los grandes enemigos de las mujeres para verbalizar el maltrato», opina. De toda esta reflexión nacieron dos párrafos que previo paso por un taller de escritura online a cargo de Marta Jiménez Serrano -«de una gran generosidad enseñando»- se convertirían en la torrencial historia de esta novela, «que sin ser un caso real sí es la realidad que viven muchas mujeres de forma cotidiana», apunta la escritora.

Es por eso que, más allá de disfrutar el éxito de ventas de este debut la escritora celebra la respuesta que está teniendo de los lectores. «Me encanta que me digan que el libro está bien escrito, que guste la parte literaria, pero si además puede ayudar a alguien, es increíble. Y me consta que está ayudando», comparte Solla Sobral, que habla de varias jóvenes que le han escrito porque han roto con sus Jaimes al detectar patrones iguales que en sus parejas, de mucha gente que se ha sentido identificada e incluso de algunos divorcios. «Yo ya no me hago responsable, claro», bromea, «pues creo que el libro toca incluso más teclas de las que yo misma pensaba. Lo que más me ha emocionado es que me han escrito también hombres, pocos, pero varios, para decirme que se han dado cuenta de cosas que han hecho de forma inconsciente y que la novela les ha ayudado a cambiar».

En este sentido, la escritora insiste en la importancia de la visibilización de estas situaciones, en la importancia de hablar de ellas y de controlar el relato, pues una de las claves del maltrato psicológico son el silencio y el aislamiento que sufre la víctima. En la novela, Marina va dejando de lado a sus amistades y tiene a su familia engañada, pues la vergüenza y la culpa no le dejan desandar el camino hecho.

«Cuando hablé con mis amigas de nuestras propias experiencias, todas sentíamos esa culpa y esa vergüenza»

«Como mucha gente, Marina no es consciente en principio de lo que le está pasando, pero hasta que accede a verbalizarlo, a hablarle a sus amigas y a su familia, no puede escapar y avanzar. Cuando ya se ponen las palabras es cuando una puede empezar a sanar, a hacer terapia, o a hablar en alto, porque ya sabes lo que está pasando, pero el silencio es un arma del maltratador», explica la escritora, que en la novela establece un paralelismo entre este silencio y el del duelo por el padre muerto de la protagonista, del que la familia tampoco habla. «Callarse las cosas es, en estos casos como el del duelo, el germen del dolor».

Justamente el duelo por un padre fallecido es de lo poco autobiográfico que encierra Comerás flores, feliz ejemplo de las poderosas nuevas voces femeninas que cada vez más inundan año a año las librerías españolas. «Creo que cada vez escribimos más estas historias, porque cada vez hay más voces de mujeres que necesitamos contar lo que nos afecta de alguna manera», reflexiona Solla Sobral, que se queja sutilmente de las muchas veces que le han preguntado por cuánto hay de personal en este libro. «En mi caso fue fácil, yo no soy Marina ni he conocido a ningún Jaime, pero sí me divertí metiendo a mi gusto muchas anécdotas sobre mi padre, que era un personaje», zanja.

«Pero más allá de mí, entiendo que las escritoras estamos escribiendo sobre estos temas porque, como decía nos importan, a nosotras y a buena parte de la sociedad. Quizá cuando nuestra vida sea un poco más cómoda, más fácil, podremos ficcionar más o hablar de fantasía, que también lo están haciendo muchas, cada vez más».

Por su parte, además de disfrutar de la acogida de su primera novela, y de viajar intensamente por la promoción, ya está escribiendo lo siguiente, que, dice: «tuve la suerte de empezar ya antes de enviar esta, porque escribir es cada vez más complicado, aunque espero concentrarme en Navidad». En cuanto a la trama, sólo confiesa: «No tiene nada que ver con esta, aunque la protagonista es otra mujer. Me interesa contar relatos de mujeres y de temas que me importan, los haya vivido o no. Necesito que me emocionen a mí para poder empatizar y escribir esa emoción».

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