Malena Alterio: «Desde que tengo un Goya me miran un poco más sexy pero ni me ha llamado Spielberg ni me ha pasado nada despampanante»

<p>Ni el sofocante verano madrileño borra la sonrisa radiante de <strong>Malena Alterio</strong> (Buenos Aires, 1974). Podría ser por el año triunfal, <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/premios-goya/2024/02/11/65c7dd58fdddff319a8b4599.html»>Goya incluido</a>, en el que está viviendo, pero quien la conoce asegura que ese es su estado natural. Y, como si nada hubiera pasado en estos meses, ella sigue con una carrera difícil de acotar por extensa a la que ahora se suma la comedia <i>Odio el verano</i>. Pero es que Malena ni siquiera lo odia. «Si es que yo amo el verano y en este necesito un poco de desconexión para cargar la pila después de este año».</p>

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 Ni el calor sofocante del verano en Madrid le borra la sonrisa. Quizás porque este ha sido su año, Goya incluido. O puede que ella sea así  

Ni el sofocante verano madrileño borra la sonrisa radiante de Malena Alterio (Buenos Aires, 1974). Podría ser por el año triunfal, Goya incluido, en el que está viviendo, pero quien la conoce asegura que ese es su estado natural. Y, como si nada hubiera pasado en estos meses, ella sigue con una carrera difícil de acotar por extensa a la que ahora se suma la comedia Odio el verano. Pero es que Malena ni siquiera lo odia. «Si es que yo amo el verano y en este necesito un poco de desconexión para cargar la pila después de este año».

Porque vaya año, Malena.Ha sido un año fantástico donde además de caerme un montón de premios me he sentido muy muy querida por la gente de la calle, que sentía una alegría inmensa por todo lo bueno que me pasaba y eso me exigía estar a la altura de la alegría que se ha desprendido a mi alrededor. Ese cariño siempre ha sido un denominador común durante toda tu carrera, ¿no?Siempre he sentido mucho el cariño de la gente, pero tanta alegría de la gente es la confirmación. Pero para mí sobre todo ese cariño es la continuidad en mi carrera, en una profesión tan inestable y con un porcentaje tan alto de gente que no trabaja. Tenemos un concepto distorsionado del éxito. El éxito es la continuidad en el trabajo, poder elegir lo que te ofrecen y tener el privilegio de decir que no te apetece. Yo sé que tengo mi cuota, que puedo pagar la luz, el agua, el teléfono y el gas con mi trabajo y eso es un éxito. Lo otro es la guinda del pastel por muy dulce que sea que te feliciten y te premien.¿Cuándo has llegado a ese privilegio?Yo he sido una hormiguita trabajando y he dicho muchas veces que no. El arranque de mi carrera fue lento y lo agradezco porque un éxito descomunal de entrada, siendo joven, hubiera sido inasumible con mi carácter, no lo hubiera gestionado bien. Ya luego llegó Aquí no hay quien viva y me abrió un montón de puertas que de otra forma no hubiera sido, pero yo he ido eligiendo y cambiando porque es lo que me gusta. A mí eso ya me pilló casi con 30 años y tenía ya una dimensión de lo que era la realidad. ¿La vida cambia después de ganar un Goya?Yo sigo un poco igual, aparecen un poco más de ofertas, me miran como si fuera un poquito más sexy… A mí me daba mucha curiosidad lo que iba a pasar, si me iba a llamar Spielberg, pero ni me ha llamado ni he vivido nada despampanante. Tampoco pasa nada, yo estoy muy satisfecha con lo que ya tengo.Y eso de verse bajo los grandes focos de forma persistente, ¿cómo lo has llevado?Llegó un momento que era un poco abrumador porque no me gusta mucho ser protagonista ni atraer miradas, que es muy halagador y mola, pero no es una cosa que me haga sentir especialmente cómoda. Este año ha sido precioso, pero ya son mucho tiros pegados en esta profesión y prefiero estar preparando mis personajes en casa que en las alfombras rojas¿No ha tardado mucho en llegar el reconocimiento? Si es que el éxito ya lo tenía, yo no he deseado un Goya. No voy a decir que no estoy feliz, pero sin él también estaría bien. Ya he ganado muchos premios y el mayor es que los productores me sigan contratando y se vea lo que yo hago. Mira, cuando me nominaron por Que nadie duerma toda la gente estaba muy contenta, pero en las salas no funcionó bien la película y en mi corazón había un punto de pena porque me solicitaban más por el premio que por el trabajo, me dio pena que sobresaliera antes el premio que la película. Me felicitaba mucha gente que ni me había visto, este sistema hace que todo vaya muy rápido, que no se vean las cosas y que todo sean fuegos artificiales que igual que suben bajan. Eso es un poco desesperante.

«Me revienta la cabeza ver a un Gobierno judío ejerciendo una violencia tan brutal contra los palestinos con lo que ellos han sufrido»

Da la sensación de que en esa velocidad nada queda, que todo dura una semana escasaEs así, es agotador, hay muchas cosas y ninguna queda. Igual estoy hablando como las viejas, porque ya tengo 50 años, pero yo recuerdo más películas de mi infancia y de mi adolescencia, que de ahora que no porque las películas ya no se ven, se consumen. La máquina ha crecido del tal manera que nos va a devorar a todos, vivimos en el descarte inmediato. Si algo no me gusta en el minuto tres, lo quito. Parece que se va a acabar el mundo con una noticia que acaba de salir y cuando sale otra se ha olvidado.¿Eso ha hecho también que se pierda también el poso intelectual?Yo ahora he decidido quitarme la aplicación del Instagram porque la maquinaria es tan perfecta que nos obliga a todos a meternos ahí y salvo que vivas en una torre aislada del mundo no te salvas. Me niego, ahora siento el alivio de conectarme conmigo misma sin ver lo que han dicho o publicado sobre mí porque eso me quitaba de leer. Supongo que a los jóvenes que han nacido con ello tendrán una gestión de toda esa maquinaria.Diría que no muchoPero por lo menos no tienen complejos ni culpa, pero yo sí porque he vivido otra época. La cuestión es saber usar estas redes de una manera adecuada y yo no estoy en ese momento. Además supongo que si estás 24 horas con el móvil en la mano no te da culpa pero sí un ictus.Viendo tu carrera, ¿está cambiando esa situación de que las mujeres cuando cumplían años les iban faltando los papeles en los que trabajar?Yo creo que en esto no soy ejemplo porque de una manera u otra yo siempre he ido trabajando y han contado conmigo, pero la queja está ahí por algo ha habido muy pocos trabajos interesantes para mujeres de más de 50 y todavía falta mucho. Afortunadamente está viniendo una generación joven de directoras maravillosas que hablan de cosas más allá de la figura masculina y sus conflictos. Pero la balanza no está compensada aunque vayamos en el buen camino. ¿Esa generación ha empezado a despenalizar el deseo femenino más allá de la juventud?Es que estamos en el año 2024 y el camino es bueno, pero faltan cosas por pelear para llegar a la igualdad. Ni que fuera transgresor mostrar que las mujeres tienen deseos, que les gusta follar, y que no haya pudor en mostrarlo. Siempre se ha dicho que no interesaba contar ese tipo de historias igual no les interesaba a los hombres que contrataban las películas.Para alguien cuyos padres huyeron de Argentina en la dictadura, ¿cómo ve la situación en su país natal?Pues estamos tristes y preocupados porque es incomprensible que un hombre como Milei haya tenido el respaldo del pueblo argentino, aunque antes las cosas ya estaban mal y había desencantado, pero ahora se va a acrecentar con los pensamientos de alguien que pretende retroceder 30, 40, 50 años y cuestiona el aborto o lo que pasó en la dictadura.Parece que es un poco la tendencia mundialEs increíble, pero ese es el comportamiento del ser humano, parece que no aprendemos. Lo que yo pienso es que el mundo es cíclico. Fíjate lo que está pasando en Palestina. Una no entiende como un Gobierno judío, con lo que pasaron en la Segunda Guerra Mundial, ahora está ejerciendo esa violencia tan brutal sobre el pueblo palestino. Me revienta la cabeza pensar que la historia se está repitiendo a la inversa, no le encuentro ningún sentido. Cultura

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