<p>Nunca deberíamos dar al público lo que creemos que quiereCon 78 años recién cumplidos, <strong>Sir Mark Elder</strong> (Hexham, Inglaterra, 1947) debutará en septiembre como nuevo director musical del <strong>Palau de les Arts de Valencia</strong>. Aclamado como uno de los grandes directores británicos por una trayectoria en la que ha trabajado con la <strong>Filarmónica de Berlín</strong>, la <strong>Orquesta de París</strong> o la <strong>Sinfónica de Chicago</strong>, reconoce que se lo pensó mucho cuando le llegó la oferta de Valencia. A su edad, dice con sonrisa afable, le preocupa también su faceta de «esposo y abuelo». Pero como de la música es imposible retirarse (es el director emérito de la <strong>Orquesta Hallé de Manchester</strong>), su respuesta fue sí.</p>
El director de orquesta británico aterriza en Valencia reivindicando su pasado y dispuesto a sorprender: «Mi principal responsabilidad es la calidad musical, pero también me interesa la dramática», afirma
Nunca deberíamos dar al público lo que creemos que quiereCon 78 años recién cumplidos, Sir Mark Elder (Hexham, Inglaterra, 1947) debutará en septiembre como nuevo director musical del Palau de les Arts de Valencia. Aclamado como uno de los grandes directores británicos por una trayectoria en la que ha trabajado con la Filarmónica de Berlín, la Orquesta de París o la Sinfónica de Chicago, reconoce que se lo pensó mucho cuando le llegó la oferta de Valencia. A su edad, dice con sonrisa afable, le preocupa también su faceta de «esposo y abuelo». Pero como de la música es imposible retirarse (es el director emérito de la Orquesta Hallé de Manchester), su respuesta fue sí.
- ¿Con qué objetivo llega al Palau de les Arts de Valencia?
- Con el de mejorar toda la compañía de ópera. Elevar el nivel, como decimos en inglés, de cómo se interpreta la ópera. Mi principal responsabilidad es la calidad musical, pero también me interesa la dramática.
- ¿En qué sentido?
- En el de cómo se presentan las óperas y por qué presentamos una obra en particular. Hay muchas óperas que esta compañía nunca ha interpretado, por lo que espero contribuir a ampliar el repertorio y a despertar la curiosidad del público. Puede ser que entonces cambie el público o que encuentre nuevas cosas de las que disfrutar. Nunca deberíamos dar al público lo que creemos que quiere. Esto es algo muy importante para mí. Al montar una ópera, hay que acertar con el estilo. No me refiero a que haya que hacerlo como siempre se hacía, pues sería terrible. Pero debe haber una coherencia. He trabajado con algunos directores con los que no compartí nada. Di una función hace muchos años en Italia y la crítica la consideró como una de las mejores producciones que se habían visto en años. Fue un éxito rotundo, pero lo cierto es que yo no tuve ningún contacto con el director. Dirigí la obra porque me encantaba. Intenté que los cantantes la interpretaran mejor y todos pensaron que fue maravilloso. Yo pensé que era horrible.
- ¿Es partidario de introducir entonces algo de riesgo en la programación?
- No me refiero a que debamos simplemente hacer nuevas óperas. Pero hay óperas muy buenas que el público debe ver y sentir. Hay piezas inusuales que espero que interpretemos. Y lo haremos bien y de manera original.
- ¿En qué títulos piensa?
- No lo puedo decir. Piezas de Wagner, por ejemplo. La clave en todo caso será mantener la curiosidad del público. Hay que ser valientes. Un buen teatro de ópera debe estar dispuesto a fracasar.
- En Valencia sustituye a James Gaffigan, que tenía 46 años, y el propio Palau de les Arts anunció su nombramiento destacando su veteranía. ¿Qué valor añadido puede aportar su experiencia al proyecto?
- Conozco a James desde hace años y es un excelente director. Con la edad, mejora tu capacidad de comunicarte con una orquesta a través de lo que haces, desde el corazón. A estas alturas, yo sé lo que me gusta y lo que quiero de la orquesta. Y espero poder cambiarla a mi manera. Pido paciencia, a ver qué pasa.
«Nunca deberíamos dar al público lo que creemos que quiere. Hay que ser valientes»
- ¿Aspira a distinguirse del Teatro Real de Madrid o el Liceu de Barcelona?
- No conozco su trabajo. Dirigí la Orquesta Sinfónica Nacional en Madrid hace años y no fue una experiencia fácil porque no era buena. Pero fue hace ya tiempo, no sé cómo estará ahora. No he dirigido mucho en España. No conozco a mis colegas españoles, así que esto es nuevo para mí. Ahora bien, la respuesta a la pregunta es que claro que debemos diferenciarnos. Por nuestra forma de interpretar y por nuestra pasión. Si interpretas una ópera de un compositor francés del siglo XIX, la orquesta tiene que tocar de forma muy diferente a como interpretaría una pieza italiana. Yo puedo hacerlo.
- ¿Considera que el Palau de les Arts tiene suficiente proyección internacional?
- Creo que el reconocimiento internacional ya lo tiene. Pero tengo la sensación de que mucha gente piensa que esta es la mejor orquesta de España. No sé si es cierto o no. Sé que Joan Matabosch en Madrid hace un trabajo magnífico. Mi sueño, donde yo apunto, es muy alto.
- Siempre se ha dicho que al Palau de les Arts le pesa su pasado, que los inicios convulsos no ayudaron a su imagen. ¿Cree que eso quedó ya atrás?
- Helga Schmidt trajo al principio a Lorin Maazel y a Zubin Mehta. Y fijó un estilo que hizo que la gente pensara en esta ópera en términos de excelencia. Dio renombre a Valencia. Sé que fue difícil, pero creo que lo logró.
«Ahora que lo ‘woke’ es importante, los teatros quieren diversidad. Me generó curiosidad que me llamaran»
- Y en su caso, ¿se pensó mucho la oferta para trabajar en Valencia?
- Cuando Jesús Iglesias [el director artístico del Palau] empezó a hablarme de la idea, pensé que dependería de cuánto tiempo esperase que estuviese en Valencia. A mi edad, quiero tener cuidado con lo que acepto y lo que no. Necesito poder descansar para cuidarme y ser esposo y abuelo. En realidad, no me esperaba para nada que me lo fuesen a ofrecer. Pero luego pensé que podría hacerlo, sobre todo a raíz de lo que ha sucedido en la profesión tras la pandemia.
- ¿A qué se refiere?
- Ahora que lo woke es importante, los teatros quieren diversidad y algunos donde solía dirigir habitualmente no me han invitado en varios años. Quieren diferentes perfiles: más mujeres, diferentes etnias… Así que cuando Jesús me propuso venir a Valencia, despertó en mí la curiosidad. Pensé que podría ser algo nuevo e inesperado. Lo estoy deseando.
- ¿Qué ha significado la música en su vida?
- Nací para ser músico, no podría hacer otra cosa a pesar de que fue una sorpresa en mi familia. Creo que la música es alimento espiritual. Para mí, la idea de poder llevar la música a la vida de las personas es una bendición. Creo que es algo que me ha sido dado y que debo hacer lo mejor que pueda mientras viva. Todos los músicos tenemos la responsabilidad de luchar por la música. La gente la necesita. La música desempeña un papel fundamental en el desarrollo de un país.
Cultura