<p>Fue un 21 de enero de 1985 cuando Ronald Reagan pronunció desde la rotonda del Capitolio, bajo la gran cúpula del edificio, alejado de las gélidas temperaturas exteriores, el discurso de su toma de posesión como presidente reelecto de los Estados Unidos. Un conjunto de proclamas en favor de la libertad, la desregulación del Estado, en defensa de la seguridad nacional… En aquel mismo 1985, ya con la música disco en decadencia, Village People ponía en el mercado su último álbum de estudio tras <strong>haber reventado durante años las pistas a ritmo de </strong><i><strong>Macho Man</strong></i><strong>, </strong><i><strong>In the Navy</strong></i><strong> y, por supuesto, </strong><i><strong>YMCA</strong></i>.</p>
‘YMCA’ se ha convertido en uno de los himnos de la campaña del presidente electo. En su último mitin antes de la toma de posesión fue la gran actuación
Fue un 21 de enero de 1985 cuando Ronald Reagan pronunció desde la rotonda del Capitolio, bajo la gran cúpula del edificio, alejado de las gélidas temperaturas exteriores, el discurso de su toma de posesión como presidente reelecto de los Estados Unidos. Un conjunto de proclamas en favor de la libertad, la desregulación del Estado, en defensa de la seguridad nacional… En aquel mismo 1985, ya con la música disco en decadencia, Village People ponía en el mercado su último álbum de estudio tras haber reventado durante años las pistas a ritmo de Macho Man, In the Navy y, por supuesto, YMCA.
Todo eso está de vuelta. El segundo mandato de Trump arrancará igualmente bajo techo. Sus designios políticos no difieren en gran medida de algunos de los que Reagan plasmó en aquel discurso. Y el ritmo de Village People es hoy el himno del movimiento MAGA. Ayer, en el último mitin previo a la toma de posesión, los nuevos integrantes de la banda, tras cuatro minutos de actuación con el presidente electo contoneándose de fondo, fueron despedidos con una ruidosa ovación de los devotos del trumpismo congregados en el Capital One Arena de Washington. YMCA, himno de la comunidad LGTBIQ durante las últimas décadas -aunque su creador ahora amenace con demandas a quien lo afirme-, es hoy la banda sonora de un presidente que reniega de cualquier tipo de diversidad.
¿Cuáles son los caminos que nos han traído hasta aquí? El primero es indefectiblemente económico. El propio creador de la letra de YMCA., Victor Willis, lo reconoce. «Los beneficios económicos han sido grandes», señalaba en una publicación en su página de Facebook en diciembre. El hit de Village People ha ganado «varios millones de dólares» desde que Trump la ha convertido en su himno. «Me alegro de haber permitido que el presidente electo siguiera usando YMCA. Y le agradezco que haya elegido utilizar mi canción», insistía uno de los fundadores del grupo original.
Esos millones de dólares han hecho olvidar las reiteradas quejas que Willis había planteado al uso de su música por parte de quien tomará hoy posesión como presidente de los Estados Unidos. La última en mayo de 2023 cuando Trump apareció con sus propios Village People bailando en su residencia de Mar-a-lago Macho Man. El músico le envió una carta a su abogado pidiéndole que desistiera de usar su canción.
Tres años antes, en 2020, ya había amenazado con denunciarle por el uso de sus canciones. En junio de ese mismo año, Trump ordenó a las fuerzas de seguridad que disolvieran con gas pimienta y bombas de humo a quienes se manifestaban por la muerte de George Floyd a manos de un agente de policía. Los medios estadounidenses informaron en aquel momento de que fue porque Trump quería realizar una sesión de fotos frente a la St. John’s Episcopal Church. «Si Trump ordena al ejército estadounidense que dispare contra sus propios ciudadanos […] le pido que ya no use ninguna de mis canciones. Lo siento, pero ya no puedo mirar para otro lado«, afirmaba en un post de Facebook Willis en aquel momento. Cinco años y unas sustanciales ganancias después parece poder hacerlo sin ningún problema.
Sin embargo, no solo con ese dinero se explica la irrupción de YMCA -volvió cuatro décadas después a ser número 1 en las listas estadounidenses tras la victoria de Trump en las elecciones de noviembre- entre las filas trumpistas. La nostalgia es el segundo de los caminos que lo han traído de vuelta. El votante del líder republicano es mayoritariamente un hombre blanco entre los 50 y los 65 años. Aquellos que vivieron su infancia y, sobre todo, su adolescencia cuando Village People eran sensación. Es decir, los que bailaban YMCA, Macho Man e In the Navy en las salas y discotecas estadounidenses de finales de los 70. Los que las escuchaban en sus casas y sus camionetas a través de la radio. Los que querían ser aquel obrero, aquel militar, aquel motero, aquel policía o, incluso, aquel cowboy.
Con una imagen muy simple definía Jamie Saris, profesor asociado del Departamento de Antropología de la Universidad de Maynooth (Irlanda), en una declaración a la BBC, el resugir de YMCA. «Ahora la misma gente que antes se sentía incómoda con ella dice: ‘¡Los años 70 fueron geniales! ¡No me dolía la espalda!‘». Eran jóvenes y podían bailar. Y, en similares términos, lo explica el crítico musical del New York Times Jon Caramanica, tomando como referencia el último mitin de Trump. «La banda sonora tenía un sesgo de hace cuatro o cinco décadas. Era en gran medida el sonido de Studio 54 y sus derivados, exprimido a través de capas de historia, ironía y poshistoria hasta no dejar nada más que el ritmo».
Y, a ese ritmo, bailan hoy Trump y miles de sus seguidores ataviados con camiseta blanca y vaquero Levi’s, ropas de motero, uniforme de la marina estadounidense o atuendo de cowboy que le acompañan en sus mítines. Camino todos ellos ahora de la Casa Blanca.
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