Natalia de Molina: «Las actrices tenemos clarísimo lo del Me Too, me apetece escuchar cómo se posicionan mis compañeros»

<p>La historia de <strong>Natalia de Molina</strong> (Jaén, 1990) podría ser película. La de la chavala de familia humilde que en apenas un par de años asalta los cielos de su profesión. La de la actriz más joven en tener dos Goya cuando nadie contaba con ello. La del mito de la meritocracia en su más pura esencia. La historia mil veces filmada, con giro de guion.</p>

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 La actriz jienense vuelve a embarcarse en una nueva ópera prima con tintes sociales en ‘Desmontando un elefante’. En esta ocasión sobre el destrozo vital y familiar que provoca el alcoholismo  

La historia de Natalia de Molina (Jaén, 1990) podría ser película. La de la chavala de familia humilde que en apenas un par de años asalta los cielos de su profesión. La de la actriz más joven en tener dos Goya cuando nadie contaba con ello. La del mito de la meritocracia en su más pura esencia. La historia mil veces filmada, con giro de guion.

Porque la oportunidad que David Trueba le dio en 2013 a una actriz novata por aquel entonces la ha ido devolviendo con creces en forma de presencia en óperas primas de cine social. «Me encanta trabajar con directores noveles, tengo predilección por ellos. La energía que se crea alrededor de un proyecto novel es muy especial y para mí es un lujo apoyar el inicio de una carrera. Tengo muy presente de dónde vengo, quién soy y para mí fue muy importante que se arriesgaran al darme una oportunidad cuando no era nadie, después de recibir tantos noes. No se me olvida y siempre que pueda devolverlo lo haré».

Y, en ambas categorías, encaja Desmontando un elefante, que hoy llega a las salas de cine para exponer a partir de la relación de una madre (Emma Suárez) con su hija (Natalia de Molina) el derrumbe vital, familiar y sentimental al que aboca el alcoholismo. Para quien lo padece y para todo su entorno. «A mí esta propuesta de Aitor [Echeverría] me abrió un mundo».

¿Qué mundo? ¿Lo que supone la normalización del alcohol?
Es que está totalmente socializado, cuando eres joven estás deseando ser mayor de edad para poder salir y pedirte una copa, cuando no lo has probado antes a escondidas. No todo el mundo que consume alcohol tiene un problema, pero es muy difícil darse cuenta de que lo tienes.
¿Ha cambiado su relación con el alcohol después de este papel?
Sí, es inevitable, mi relación con el alcohol ha cambiado drásticamente. Eso no implica no beber nada, pero te das cuenta de que un día sales y no te apetece tomar alcohol, pero te ves abocada a pedirlo porque todos lo hacen. Ahora de vez en cuando me pido una copa, pero ya no tengo ningún problema en pedir y hasta brindar con agua. Siempre se ha dicho que da mala suerte y para nada. La mala suerte la traen otros hábitos.
¿Es una cuestión de presión social?
Se te ve como raro o si eres mujer ya en una edad incluso te preguntan si no bebes por estar embarazada. Es muy curioso el mecanismo que se le activa a quien está enfrente cuando no bebes. También es interesante cómo el alcoholismo, aunque no tengo la cifra, se ve diferente en una mujer o en un hombre. Socialmente está mal visto en general, pero es más natural entrar a un bar y ver a un señor solo bebiendo. Si es una mujer… creo que se añade un componente de género.
¿El estigma es mayor?
Sí.
¿Cuál es el elefante que hay en su habitación?
El mío no te lo voy a contar, se queda en privado, pero todos tenemos. Lo bueno es convivir con ellos, no ignorarlos. Aunque dé miedo y no sepas cómo porque, si no, no queda espacio para ti.

«El alcoholismo está mal visto socialmente en general, pero se ve diferente en una mujer que en un hombre»

¿Cómo se aprende a afrontarlos?
Es que no tenemos mucha educación emocional para afrontar tantas cosas que pueden pasar en la vida. Por eso es mucho más fácil tapar cuestiones internas con adicciones. Es lo más socorrido para evadirse. A veces nos olvidamos de escucharnos y de quiénes somos. En esta peli, tanto la hija como la madre son dos mujeres que están intentando reconstruirse y se obligan a mirarse. Eso a veces puede ser un precipicio.
¿Estamos aprendiendo ahora a escucharnos más?
Estamos en el camino de romper la ley del silencio que nos rige, la vergüenza, la culpa, el miedo a no saber… Hemos ido construyendo una sociedad muy enfocada en consumir, siempre hacia afuera y en cierto punto parece que salimos de ahí. Pero es que las redes sociales también provocan una cosa muy superficial y frívola. Así que se ha avanzado, pero nos queda.
Usted hace unos años, sin ir más lejos, contó que había sufrido bullying en el colegio, que su infancia fue una habitación
Las cosas se pueden contar en cualquier momento, pero cada uno vive un proceso. Yo necesité un tiempo para poder verbalizarlo y sacarlo hacia afuera y otra persona necesitara otro. Es algo muy relativo.
¿Se hubiera visto donde está ahora?
Ni de coña, ni por asomo, que va, que va. Si miro hacia atrás, me siento muy orgullosa de la mujer en la que me estoy convirtiendo e intento ser consecuente y honesta conmigo misma. Y la verdad que creo que a día de hoy lo soy.
¿Cómo se hace para ser consecuente?
Pues no lo he pensado, todavía me cuesta creerme muchas cosas que me han pasado porque no sabes si has vivido todo esto en serio. Llevo más de diez años viviendo de una profesión que es jodidísima viniendo de donde vengo… También digo que trabajo muy duro, intento superarme a mí misma y mantener esa curiosidad de niña. En el fondo sigo teniendo ahí a mi niña y creo que eso me ayuda a ser consciente de que no soy nadie en realidad. Nadie es nadie y tampoco hay que creérselo porque el día de mañana no sabemos dónde vamos a estar.
¿Se está avanzando también en la entrada de voces femeninas al cine?
Y están contando historias que no se habían contado e historias ya contadas desde un punto de vista totalmente diferente. Nos estamos narrando a nosotras mismas y eso es algo que no había pasado antes. Mujeres haciendo grandes cosas ha habido toda la vida, no hemos desaparecido nunca, aunque no estemos en los libros de Historia. Lo que pasa es que quienes los escribían nos han borrado a muchas.
Dentro de la industria, en ese avance, también se está abriendo un Me Too, ¿cómo lo valora?
Mi punto de vista es evidente porque lo he dicho siempre y por los trabajos que hago, pero me encantaría que estas preguntas que siempre nos hacéis a nosotras se las hicierais a nuestros compañeros. Siento que nosotras lo tenemos clarísimo y me apetece escuchar lo que tienen que decir y cómo se posicionan ellos. Creo que hay que cambiar el foco y que reflexionen ellos sobre esto.
El otro día le escuchaba que había llegado a este proyecto con una muy mala experiencia previa.
No voy a especificar, pero es importante saber que esta profesión es una montaña rusa. A veces hay cosas maravillosas y otras que no lo son tanto. Yo llegué a este proyecto con mucho miedo, con ganas de tirar la toalla porque lo pasé muy mal y pensaba que no tenía sentido seguir dedicándome a esto. No estaba bien, le había pillado miedo a actuar, a ir a un rodaje. Estaba mal, la verdad. Por otro lado, qué alegría un proyecto así para reconectar con el amor a la profesión, con el cuidado, con un set donde trabajar a gusto. También está bien tener experiencias regulares para valorar las que son mejores.

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