<p>Nadie lo vio venir: de la noche a la mañana <strong>Sabrina Carpenter</strong> se ha alzado como la gran estrella musical del momento. A día de hoy es<strong> la séptima artista más escuchada en Spotify</strong> y acumula más de 85 millones de oyentes en la plataforma. Su tema <i><strong>Espresso </strong></i>ha estado en lo más alto de las listas de éxitos durante semanas consecutivas, su videoclip de <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/musica/2024/08/26/66cc59f0e4d4d8115e8b4581.html»><i>Taste </i></a>puso a Internet patas arriba y su actuación en los premios MTV fue de otro mundo. Literalmente. Pero, ¿dónde estábamos mientras este buque insignia del pop conquistaba la industria de manera tan incontenible?</p>
La cantante estadounidense está atravesando una fase de dulces recompensas tras casi 10 años de carrera con motivo del lanzamiento de su quinto álbum: ‘Short n’ Sweet’
Nadie lo vio venir: de la noche a la mañana Sabrina Carpenter se ha alzado como la gran estrella musical del momento. A día de hoy es la séptima artista más escuchada en Spotify y acumula más de 85 millones de oyentes en la plataforma. Su tema Espresso ha estado en lo más alto de las listas de éxitos durante semanas consecutivas, su videoclip de Taste puso a Internet patas arriba y su actuación en los premios MTV fue de otro mundo. Literalmente. Pero, ¿dónde estábamos mientras este buque insignia del pop conquistaba la industria de manera tan incontenible?
La pícara e irreverente Sabrina Carpenter (Pennsylvania, EEUU, 1999) ha ido cultivando el terreno gradualmente. No son pocas las estrellitas de aquella generación que crecieron con un referente televisivo que ejerció de lucero: Miley Cyrus. La celebérrima actriz y cantante organizó en 2009 un concurso, The Miley Cyrus Project, para buscar a la que heredaría el trono en el canal juvenil de Disney. Entre 50.000 concursantes, Sabrina Carpenter obtuvo el tercer puesto. Y entonces todo empezó a rodar.
Su trayectoria profesional es una concatenación de roles menores: con 12 años apareció en un episodio de Law and Order: Special victims unit y más adelante aparecería en películas y programas de televisión como Horns o La Princesa Sofía. Sin embargo, los más jóvenes la reconocerán por haber protagonizado la serie de Disney Channel Riley y el mundo.
¿Es, entonces, otra chica Disney como las demás? Para nada. Aunque los inicios de su carrera musical la encapsularon en el pop adolescente, la cantante se fue desprendiendo de los versos y sonidos de patio de colegio. Su primer álbum, Eyes Wide Open, salió en 2015 y el siguiente, EVOLution, un año después. Ambos pasaron por la industria sin pena ni gloria. Los desacuerdos con Disney sobre su carrera se hicieron más evidentes cuando lanzó, Singular, un álbum en dos actos con letras más arriesgadas y temas algo más maduros, considerados inapropiados para niñas.
Rompió con Disney en 2021 y firmó con Island Records, su discográfica actual. Con ellos lanzó emails i can’t send, un desnudo introspectivo, más profundo que sus trabajos anteriores. Como reconocimiento a su dilatada exploración como artista, Taylor Swift la escogió como telonera para sus actuaciones del mastodóntico Eras Tour en América Latina, Australia y Asia. Y sin que se haya cumplido un año de aquella aventura la cantante ha lanzado su quinto álbum de estudio, Short n’ Sweet, cuya gira homónima arrancó el pasado 24 de septiembre y, de momento, está siendo un show a la altura de las expectativas.
Aunque si hay algo que ha contribuido de forma notable a que Sabrina Carpenter esté en el foco mediático son los triángulos amorosos que ha protagonizado. En el imaginario colectivo de su público, la cantante está enemistada con otro gran fenómeno pop de su generación: Olivia Rodrigo. La intérprete de drivers license hace referencia a la «chica rubia» que es «mucho mayor» que ella. Después de la implicación de los fans de Rodrigo en el asunto, Carpenter tomó sus armas -sus canciones- y escribió because i liked a boy, un tema con el que hizo frente a las críticas y amenazas de muerte que recibió al verse envuelta en semejante huracán azuzado musicalmente.
No suficiente con aquellas especulaciones que tuvieron a Internet del revés durante meses, el estreno de su videoclip de Taste, donde pelea con una Jenna Ortega (la actriz de la serie Wednesday) extrañamente parecida a Camila Cabello, la cantante de Bam Bam, su comunidad de fans ha empezado a barruntar que Carpenter fuese la tercera en discordia entre la cantante cubanomexicana y su ex novio, el cantante canadiense Shawn Mendes.
Así y todo, su nuevo álbum está trufado de referencias los triángulos amorosos que ha protagonizado, de humor negro e ironía, de desafío y sensualidad. Algo más madura, algo más divertida. Y con divertida quiero decir traviesa. Porque Sabrina Carpenter muestra su indiferencia hacia lo que piensen los demás. Ahora juega con su público, lanza indirectas y hace bromas macabras con sus videoclips. Incluso, en línea con la inimitable Mariah Carey, emitirá una emisión especial navideña con Netflix. Purpurina, maillots que dejan poco a la imaginación y estilismos al más puro estilo de Marilyn Monroe. Sabrina Carpenter ha llegado al punto en el que no sólo se cree que haya llegado hasta donde lo ha hecho, sino que ahora luce su éxito como la superestrella que estaba destinada a ser.
Y nosotros sin verlo venir.
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