<p>Sostiene Sean Baker (Nueva York, 1971) que «se nos está olvidando cómo mirar al sexo». Lo dice sin aspavientos, sin dramatismos, pero sin sonreír tampoco. No se trata de una ocurrencia, sino de la conclusión inferida tras una filmografía entera (con excepciones) pendiente precisamente de eso, del sexo. En realidad, su obsesión, llamémoslo así, no difiere de la de tantos (político o no), pero en su caso el razonamiento se antoja más sistemático, creativo y hasta radical. Su cine es además una crónica descarnada y brutalmente sincera de los márgenes, de lo que la sociedad no quiere ver, de lo que simplemente no dispone ni de mirada ni de formas homologadas de representación. Y ahí, sin duda y contra lo que pueda parecer por su omnipresencia <i>online</i>, el sexo. «Hay una especie de doble moral. El sexo está en todos lados, basta mirar el fenómeno <i>Onlyfans</i>, pero el cine actual lo ha descartado como argumento. <strong>Vivimos en el paroxismo de una sociedad exhibicionista que evita hablar de su obsesión»</strong>, continúa y su perro que le mira desde el suelo mientras habla le da la razón. O eso parece.</p>
El director reflexiona sobre el sexo, la comedia, el declive del sueño americano y las próximas elecciones en EEUU con motivo de ‘Anora’, Palma de Oro en Cannes y una de las grandes candidatas del año a los Oscar
Sostiene Sean Baker (Nueva York, 1971) que «se nos está olvidando cómo mirar al sexo». Lo dice sin aspavientos, sin dramatismos, pero sin sonreír tampoco. No se trata de una ocurrencia, sino de la conclusión inferida tras una filmografía entera (con excepciones) pendiente precisamente de eso, del sexo. En realidad, su obsesión, llamémoslo así, no difiere de la de tantos (político o no), pero en su caso el razonamiento se antoja más sistemático, c
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