‘Secretos de un crimen’: la femme fatale cede su sitio a la simple fatalidad (***)

<p>La tradición dice que la mujer en el <i>noir </i>o es el desencadenante de lo terrible o le toca, como <i>femme fatale</i>, conducir al héroe a una ruina en forma de callejón oscuro y sin salida. La <i>femme fatale</i> es manipuladora, lista, venenosa, libre, tramposa y, por todo ello, fatal. Teóricamente fatal para el hombre, claro, pero la única que acaba irremediablemente mal es ella misma. En verdad, y bajo su apariencia de personaje activo, con agenda propia y dueña de su sexualidad, la buena y torturada mujer no pasa de ser una proyección (otra más) de la imaginación masculina que ve en ella una amenaza tan seductora como malvada; una amenaza que primero es admirada, luego demonizada y finalmente, de forma indefectible, condenada. <strong>Digamos que la directora india Sandhya Suri es consciente de todo lo anterior y, a la vez, le molesta volver a recordárnoslo.</strong> Y por ello, su debut en la ficción no se ocupa tanto de la ridícula mentira de las mujeres fatales como simplemente de la evidente fatalidad de ser mujer, de ser mujer en general y, más concretamente, en la India.</p>

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 La directora india Sandhya Suri firma uno de los debuts de la temporada de la mano de un meticuloso retrato del poder en una sociedad enferma de sus tradiciones  

La tradición dice que la mujer en el noir o es el desencadenante de lo terrible o le toca, como femme fatale, conducir al héroe a una ruina en forma de callejón oscuro y sin salida. La femme fatale es manipuladora, lista, venenosa, libre, tramposa y, por todo ello, fatal. Teóricamente fatal para el hombre, claro, pero la única que acaba irremediablemente mal es ella misma. En verdad, y bajo su apariencia de personaje activo, con agenda propia y dueña de su sexualidad, la buena y torturada mujer no pasa de ser una proyección (otra más) de la imaginación masculina que ve en ella una amenaza tan seductora como malvada; una amenaza que primero es admirada, luego demonizada y finalmente, de forma indefectible, condenada. Digamos que la directora india Sandhya Suri es consciente de todo lo anterior y, a la vez, le molesta volver a recordárnoslo. Y por ello, su debut en la ficción no se ocupa tanto de la ridícula mentira de las mujeres fatales como simplemente de la evidente fatalidad de ser mujer, de ser mujer en general y, más concretamente, en la India.

Secretos de un crimen es lo que podría considerarse un neo-noir, pero sin la retórica, las formas y piruetas a las que nos tienen acostumbrados las revisiones modernas del género. Ahora todo discurre de manera frontal y sin alardes en lo que podría considerarse una refutación entusiasta de todo lo noir. Hay una investigación, un crimen misterioso, más de una injusticia descomunal y hasta una mujer cuya inteligencia y determinación la colocan del lado de la fatalidad de antes. Y, sin embargo, todo discurre de manera tan vívida, brillante, incómoda, transparente y ajena a los modismos habituales que se diría justo lo contrario, la parte de atrás incluso.

La película cuenta la historia de una viuda que, gracias a un plan bastante surrealista del Gobierno, hereda el trabajo de su marido. Este era agente de policía y fue asesinado en unos tumultos en el norte de la India sin que quede claro nunca cómo. Cuando una niña de una casta inferior aparezca violada y asesinada, nuestra protagonista se verá arrastrada a una investigación por fuerza turbia bajo la tutela de una inspectora veterana y corajuda en un mundo de hombres. La fatalidad está ahí, pero de la manera opuesta a la que tradicional e históricamente aparece asociada a la mujer.

La directora compone Secretos de un crimen desde el gesto de asombro de una mujer que nunca termina de entender del todo lo que le rodea. Y es desde ahí, desde una extrañeza tan obvia como brutal, reveladora y enigmática a la vez, desde donde Sandhya Suri ofrece un detallado y preciso retrato del poder, de la casi infinita fatalidad del poder. Y así, con una precisión a la altura de una paciencia dolorosa, la película muestra cada una de las dolencias de una sociedad esencialmente injusta, ferozmente machista y enferma de sus veneradas tradiciones. No es solo el sexismo, ni la absurda y cruel estratificación por castas de la sociedad, ni el nacionalismo de nuevo cuño que todo lo mancha, es sencillamente todo. Y en ese todo hay un componente de fatalidad sin esperanza que terminará por envenenar el más elemental gesto de decencia. Sin duda, uno de los debuts de la temporada.

Directora: Sandhya Suri. Intérpretes: Shahana Goswami, Sanjay Bishnoi, Sunita Rajwar, Kushal Dubey, Shashi Beniwal. Duración: 125 minutos. Nacionalidad. Reino Unido.

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