<p>Es raro ver emocionarse a una gigante. Es raro y emocionante. <strong>Sigourney Weaver</strong> (Nueva York, 1949), que recibe el <strong>León de Oro </strong>por toda su carrera, compareció ante los medios por aquello de cumplir el protocolo. Que si el cine europeo, que si el honor de ser reconocida en la Mostra, que si la primera mujer en interpretar un papel protagonista en una película de acción, que si su afición a los papeles de mujeres fuertes… Y en esto surgió lo inevitable que no era nada más que <strong>Kamala Harris</strong>. ¿Puede tener algo que ver el tipo de mujer que ha representado en la pantalla todos estos años con el cambio de modelo, con el empoderamiento de la mujer en general y con el ascenso de una mujer como Kamala en particular?</p>
La actriz, que recibe el premio León de Oro por toda la carrera, recuerda la influencia de la teniente Ripley en el cine y fuera de él, y reivindica el papel de la mujer que «siempre está en primera línea»
Es raro ver emocionarse a una gigante. Es raro y emocionante. Sigourney Weaver (Nueva York, 1949), que recibe el León de Oro por toda su carrera, compareció ante los medios por aquello de cumplir el protocolo. Que si el cine europeo, que si el honor de ser reconocida en la Mostra, que si la primera mujer en interpretar un papel protagonista en una película de acción, que si su afición a los papeles de mujeres fuertes… Y en esto surgió lo inevitable que no era nada más que Kamala Harris. ¿Puede tener algo que ver el tipo de mujer que ha representado en la pantalla todos estos años con el cambio de modelo, con el empoderamiento de la mujer en general y con el ascenso de una mujer como Kamala en particular?
La clave estaba en vincular a la teniente Ripley con la candidata demócrata a presidenta frente a Donald Trump. Y Weaver se emocionó. «Me emociona pensar que mi trabajo tenga que ver algo con el ascenso de Kamala», dijo, se atraganto y pidió un poco de agua. De hecho no acertó a abrir la botella: «Pensar que mi trabajo tendría algo que ver con su ascenso me hace feliz». Emociona ver emocionarse a una gigante. «Estoy muy emocionada por Kamala. Ha sido muy difícil desde 2016 y estoy muy agradecido por ella… Me conmueve que muchas mujeres vengan a darme las gracias», añadió y concluyó: «Lo siento, necesito mi vodka».
Hasta llegar aquí, Weaver tuvo tiempo para hablar con entusiasmo desbordado del cine italiano (Mostra obliga) y hasta fantaseó con la posibilidad de una cláusula en su contrato que la obligara «a trabajar con un director italiano». «Tengo que confesar que la primera película que vimos juntos mi hijo y yo fue Divorcio a la italiana. Curiosa elección teniendo en cuenta que se casó recientemente», comentó por aquello de dejar claro que su pasión por el cine de Italia aguanta las más descabelladas elecciones.
Cuando le tocó referirse a la inspiración que ha guiado su vida y su trabajo, Weaver se detuvo en tres personajes. Habló, en primer lugar, de su padre, que presidió la cadena NBC en los 50. «Aprendí de él mucho, pero una de las cosas más relevantes es que siempre llegaba a casa, independientemente de lo que hubiera pasado en su trabajo, con un sonrisa», comentó. Después citó a actrices como Bette Davis como referente y colocó a Ingrid Bergman, para que la trabajó como asistenta, por encima de todo. «Recuerdo que iba todos los días a su habitación por si necesitaba algo. Fue siempre muy amable conmigo».
Para el recuerdo, quedaron sus casi lágrimas y la gratitud hacia Ripley. «Lo más interesante del personaje no es que fuera una mujer, sino que era una persona de manera completa. Lo que me atraía era la posibilidad de interpretar esa parte de todos nosotros que es en lo que nos convertimos cuando llega el momento de ser valiente… Las mujeres siempre están en primera línea en todas las crisis, son las que se ocupan de la familia y de los hijos. Y, en verdad, son ellas, las mujeres reales, mi fuente de inspiración constante. Tengo la impresión que solo se ha contado una parte de nosotras, falta la otra que complete la imagen. Me preguntan mucho por qué hago el papel siempre de mujeres fuertes. La respuesta es que las mujeres somos fuertes». Queda claro.
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