Enfrenta a sus 73 años la posibilidad de ir a la cárcel en un juicio que él considera producto de una persecución de la izquierda. Enfrenta a sus 73 años la posibilidad de ir a la cárcel en un juicio que él considera producto de una persecución de la izquierda.
Enfrenta a sus 73 años la posibilidad de ir a la cárcel en un juicio que él considera producto de una persecución de la izquierda.
- Redacción AN/ SBH
28 Jul, 2025 18:52

Una juez declaró el lunes culpable al expresidente colombiano Álvaro Uribe por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal en un caso de manipulación de testigos, convirtiéndolo en el primer exmandatario condenado en juicio en la historia del país sudamericano.
Sin embargo, la juez 44 con función de conocimiento de Bogotá, Sandra Liliana Heredia, absolvió al expresidente del delito de soborno en la más reciente decisión en un largo proceso de casi 13 años profundamente polarizado, en el que los partidarios del político alegan una persecución y sus detractores piden justicia.
Uribe, de 73 años, se declaró inocente durante el juicio y gobernó a Colombia por dos periodos consecutivos entre el 2002 y el 2010. El fallo puede ser revisado y revocado por un tribunal a solicitud de la defensa.
“La justicia ha llegado, ha llegado como debe ser: serena, reflexiva, sin manipulaciones, sin arrebatos, pero también sin dilaciones”, dijo la juez al defender que su fallo respetó el debido proceso y la presunción de inocencia. “La justicia no se arrodilla ante el poder (…) está al servicio del pueblo colombiano”.
El expresidente colombiano Álvaro Uribe, es el hombre que ha dominado la política colombiana en el último cuarto de siglo, aún después de dejar el poder, enfrenta a sus 73 años la posibilidad de ir a la cárcel tras ser hallado culpable de dos delitos en un juicio que él considera producto de una persecución de la izquierda.
La figura de Uribe no deja indiferente a nadie en Colombia, donde sus seguidores y opositores lo defienden o atacan con el mismo ardor, lo que se constató en las últimas semanas con la inminencia del fallo leído este lunes por la jueza Sandra Heredia, que lo condenó en primera instancia por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal.
Las pasiones que despierta el que fuera presidente de Colombia entre 2002 y 2010 son un reflejo de su vida, en la que ha combinado bucólicas jornadas en sus haciendas con la intensa actividad en los pasillos del poder.
De carácter recio, practicante de yoga y aficionado a los caballos y a la vida tranquila en el campo, Uribe se refugió en su haciendas en los departamentos de Antioquia y Córdoba después de dejar la Presidencia con una popularidad del 75 % pero sin despegar su mirada de los acontecimientos nacionales ni de los pasos de sus sucesores Juan Manuel Santos (2010-2018), Iván Duque (2018-2022) y Gustavo Petro, desde 2022.
Nacido el 4 de julio de 1952 en Medellín, capital de Antioquia, una tierra de “arrieros invencibles”, según dijo el domingo, Uribe es un defensor de la empresa privada, la inversión extranjera y la lucha sin cuartel contra los grupos guerrilleros y narcotraficantes, plasmada en la política de “seguridad democrática” de su Gobierno, que le dio tantos éxitos como problemas con la Justicia hasta hoy.
Adicto al trabajo, de memoria prodigiosa y con una oratoria propia de los caudillos, Uribe resumió su programa de Gobierno en el lema ‘mano firme, corazón grande’, con el que se ganó el apoyo del empresariado y de las Fuerzas Armadas, pilares de su Gobierno.
Enemigo de la guerrilla
Abogado de profesión, Uribe se hizo políticamente en el Partido Liberal, del que luego se separó, y en su dilatada carrera ocupó los cargos de director de la Aeronáutica Civil, senador, alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, antes de llegar a la Presidencia en 2002.
La determinación de combatir a las FARC fue su obsesión tras el asesinato de su padre, el ganadero Alberto Uribe Sierra, a manos de esa guerrilla en 1983, y ese fue el norte de su Gobierno.
Así, obtuvo resultados nunca antes logrados por un Gobierno contra las FARC que hicieron subir su popularidad y le abrieron el camino a la reelección en 2006.
De esta forma se convirtió en un alfil contra las ideologías de izquierda a las que asoció con el llamado “castrochavismo”, el cual aún combate en sus discursos y al que atribuye el proceso por el que hoy fue condenado por la Justicia.
Escándalos y líos judiciales
Desde los años 80, cuando dirigió la Aerocivil, surgieron las primeras denuncias en su contra por el supuesto otorgamiento de licencias de vuelo a personas relacionadas con el narcotráfico.
Posteriormente aparecieron otras de presuntos vínculos con los paramilitares en sus años como gobernador de Antioquia (1995-1997), incluida una que lo relaciona indirectamente con la masacre de El Aro, en la que fueron asesinados 17 campesinos en octubre de 1997.
En 2009 salieron a la luz las interceptaciones telefónicas del antiguo Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) a magistrados, políticos y periodistas, lo que le trajo enfrentamientos con la Corte Suprema de Justicia.
Luego vino la denuncia de los “falsos positivos”, como se conocen las ejecuciones de civiles a manos de militares que los presentaban luego como guerrilleros muertos en combate para obtener recompensas y permisos.
Esas denuncias comenzaron en su segundo mandato y tomaron fuerza en los últimos años con las investigaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el tribunal creado por el acuerdo de paz firmado con las FARC en 2016 para juzgar crímenes cometidos durante el conflicto armado.
Según una investigación divulgada por la JEP en febrero de 2021, “por lo menos 6.402 colombianas y colombianos fueron víctimas de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate entre 2002 y 2008”, periodo que coincide con seis de los ocho años de Presidencia de Uribe.
El expresidente tiene abiertos numerosos procesos de todo tipo en la Justicia, pero fue a juicio por presunto fraude procesal y soborno, delitos considerados menos graves que otros que se le achacan a su gestión.
Tras dejar la Presidencia, Uribe se distanció de su delfín, Juan Manuel Santos, quien fuera su ministro de Defensa, molesto por su decisión de iniciar un proceso de paz con las FARC, lo que lo llevó a fundar en 2014 un nuevo partido, el Centro Democrático, por el que fue elegido senador en 2014 y 2018.
Pese a que en 2020 renunció a su escaño, Uribe ha permanecido vigilante en la política nacional y su influencia es tal que, a la hora de escoger candidatos presidenciales, la derecha siempre considera la opción de “el que diga Uribe”.
Una señal de que no está dispuesto a retirarse la dio ayer cuando, en un discurso en Medellín, aseguró que en Colombia existe una “naciente dictadura” que hay que combatir “con las ideas”, pensado ya en las elecciones de 2026.
Reporte del juicio: Reuters / Luis Jaime Acosta, Nelson Bocanegra y Carlos Vargas
Perfil: EFE / Jaime Ortega Carrascal.
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