Las memorias terribles de Cher: «Mi marido me robó todo mi dinero, 11 millones de la época»

<p>«Te encuentras tan ocupada viviendo tu vida que no te das cuenta de lo bueno que es lo que estás haciendo en ese momento, de lo alto que has llegado como artista», dice Cher. «Trabajas, avanzas poco a poco… En el estudio, en la carretera, en los conciertos. Luego miras hacia atrás, y sólo entonces, después, <strong>mucho después, entiendes lo que pasó, cuánto influiste en lo que te rodeaba</strong>».</p>

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 Una infancia desgraciada marcada por la pobreza y el alcoholismo de su padre no encontró un alivio con el éxito, cuando Sonny Bono la estafó. La actriz y cantante repasa su vida en su autobiografía  

«Te encuentras tan ocupada viviendo tu vida que no te das cuenta de lo bueno que es lo que estás haciendo en ese momento, de lo alto que has llegado como artista», dice Cher. «Trabajas, avanzas poco a poco… En el estudio, en la carretera, en los conciertos. Luego miras hacia atrás, y sólo entonces, después, mucho después, entiendes lo que pasó, cuánto influiste en lo que te rodeaba».

Hablar con Cher es una experiencia similar a ver las olas del Pacífico rompiendo en la playa a pocos metros de su villa en Malibú, donde comienza el extremo oeste de América y del mundo: el tono calmado, de inevitabilidad, una serenidad zen que revela, incluso antes de preguntar, su fe budista.

Habla de «Phillip» (es decir, Phil Spector) y «Brian» (Wilson, el corazón y la mente de los Beach Boys) porque no se añaden apellidos a los nombres de los viejos amigos desde mucho antes de que se convirtieran en famosos. Eran «dos chicos, como yo». Y recuerda «el talento de Phillip, incandescente, evidente a primera vista» y «la tranquilidad de Brian, que nunca perdía la compostura y siempre pensaba en sus muy especiales melodías».

Ahora que ha escrito su autobiografía, aún sin traducción en español (Cher. The Memoir: Part One), el editor ha decidido que «una vida tan inmensa» no podía encerrarse en un solo volumen. Así que aquí está sólo la primera mitad de una carrera y una vida tan extraordinaria como el talento de Cherilyn Sarkisian LaPierre, nacida en 1946 en El Centro (California), una mujer que ha estado en la cima de las listas de álbumes más vendidos durante siete décadas. El segundo volumen se publicará a final de año. Esta primera parte nos deja a mitad de camino, cuando su amigo Francis Ford Coppola le propone dedicarse al cine.

Hay tantas cosas dolorosas en este libro: su infancia muy pobre y su padre alcohólico que la abandonará a ella y a su madre, el orfanato, la soledad… Y cuando llega el éxito, su pareja que la maltrata y le roba. «Pese a todo, no hay en mí ningún enojo, y mucho menos sentimiento de amargura. He acumulado tanta rabia contra mi padre durante tantos años que ya basta. ¿Estaba cabreada? Sí, pero ahora ya no. Para este libro me tocó ser arqueóloga de mi vida, y quizá me ayudó nacer en una casa de mujeres, con mi madre y mi hermana, que sabían que la vida no era fácil para nadie, pero especialmente para nosotras. ¿Sabías que hasta la década de los 70 en Estados Unidos una mujer no podía tener una cuenta bancaria o una tarjeta de crédito sin que un hombre respondiera por ella? Se lo digo a las chicas ahora mismo y parece ciencia ficción, pero es cierto. Así era el mundo: era un desastre. Lo que eras lo determinaba el marido que tuvieras. Eras siempre la señora de alguien. Es alucinante cuando lo piensas».

Sonny Bono, su marido, la obligó a firmar un contrato abusivo para actuar en Las Vegas para salir del pantano de una quiebra total. Ella escribe en el libro: «Saber que mi marido siempre pondría los negocios por delante de mí y de mis sentimientos me dejó sin aliento. De repente me cabreé, me asusté y me sentí completamente atrapada».

Pero la música -incluida la suya- ayudó a cambiar las cosas para las mujeres de los años 60. «Es cierto, pero en ese momento no me di cuenta. Estaban sucediendo demasiadas cosas a la vez». El retrato que pinta de Sonny Bono, marido, mentor y autor de muchas canciones, además de la mitad del dúo Sonny & Cher (siempre primero), no es nada halagador: hizo desaparecer todo el dinero y, cuando estaba en lo más alto de las listas, Cher se encontró con un hijo de camino y sin dinero. «Miro hacia atrás y no veo a Sonny como un mal hombre. En el libro digo la verdad sin filtros, él era mi amigo, mi compañero y me dio un hijo. Simplemente me robó todo mi dinero, eso es todo. Todavía estoy discutiendo con su viuda (murió hace 26 años). ¿Cuánto dinero fue lo que me quitó? Una cifra astronómica, 11 millones de dólares de la época. No quiero ni pensar cuánto dinero sería ahora [alrededor de 116 millones de euros]. Al final le pregunté por qué me robó todo. ‘Porque sabía que me dejarías’, fue su respuesta».

¿Y la industria discográfica?
Bueno, ahora ha llegado internet y ha cavado un agujero para los artistas. Los servicios de streaming pagan una miseria. Para mí, lo digital es sólo una plataforma para hacer nuevos conciertos. El dinero está ahí ahora, el streaming da igual.
¿Una cosa que no sabemos sobre usted?
Subir al escenario me daba miedo.
¿El consuelo de los años de decadencia de popularidad, antes de que el cine y el Oscar por Hechizo de luna revivieran su carrera a finales de los 80?
Los gays. Cuando el resto del público me abandonó, ellos se quedaron conmigo. No sé por qué, quizá percibían que yo era un ser extraño, como ellos. Pero no lo he olvidado: ellos siempre han estado ahí para mí.
¿Cómo ve el año 2025?
Siento que todos necesitamos el apoyo de alguien. Necesitamos recuperar el sentido de comunidad para no estar solos.
¿Nos puede adelantar algo del segundo volumen de sus memorias?
Aún está por escribirse pero, ¿sabes que Hechizo de luna, que me resucitó, salió de milagro? Los productores pensaron que era terrible: «¿Qué es esto?», le preguntaron al director, el pobre Norman Jewison, que en realidad era muy bueno. Me pareció una película especial. Nicolas Cage, que en ese momento no era todavía una estrella, me pareció de un talento y una intensidad absolutos. Nicolas es un genio, anótalo, y no uso esta palabra fácilmente. Sin embargo, el estudio que produjo la película quería destruirla. Les parecía inútil enviarla a los cines. Salió por error, porque no tenían nada más ese mes y entonces la usaron para tapar un agujero.
Suele decir que le gusta el cine por el sentimiento de familia, de complicidad que se crea en el rodaje.
Los italianos son mis compatriotas. ¿Sabes cuándo me he divertido más en un rodaje? En Italia haciendo Té con Mussolini, de Franco Zeffirelli. Hicimos todo lo que no se hace en un set de Hollywood: nos reímos, bromeamos, tuvimos almuerzos largos y deliciosos donde el vino fluyó libremente. A Franco le importaba mucho porque era casi autobiográfica. Conmigo estaban Maggie Smith, Joan Plowright, Judi Dench y Lily Tomlin. ¿Cuándo se repetirá un elenco como éste? ¿Pero sabe qué fue lo más bonito e inolvidable? Ese verano estaba el Mundial y Franco, que era un loco del fútbol, dijo un día:«Basta, cerremos todo y vayamos a ver la tele, que juega Italia». Como si fuera lo más normal del mundo. Maggie, Joan, Judi y Lily se miraron con asombro y comenzaron a reír, reír, reír.

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